«No soy tan duro»: el cine de William A. Wellman

Presentación

William A. Wellman nació en 1896, el mismo año en que comenzaron las proyecciones cinematográficas en Estados Unidos, y dejó de hacer películas en 1958, mientras la industria del cine colapsaba en parte y se disponía a entrar en una grave crisis industrial y creativa por su competencia con la televisión. Sus primeras cintas fueron mudas y llegó a probar el formato panorámico. 

Su fama no le precede. A pesar de haber dirigido algunos clásicos incontestables de la historia del cine ninguno de ellos ha logrado lo que podríamos llamar un aura universal. Quiero decir que hay otros directores que, con el mismo o quizá inferior mérito artístico que él, sí cuentan con un ramillete de películas que el público en general ha visto y disfrutado. Compárese su caso con, por ejemplo, el de John Huston, a quien, que conste, admiro mucho. A pesar de contar con una carrera al menos igual de valiosa en términos absolutos, el cine de William Wellman no tiene su Reina de África ni su Halcón Maltés. Tiene El enemigo público, tiene Beau Geste, tiene Incidente en Ox Bow. Quien las conozca podrá difícilmente justificar que no estén a la misma altura, por lo menos, que los clásicos de John Huston mencionados. Comparaciones subjetivas aparte, solo quiero hacer notar que el ostracismo histórico en el que se haya el cine de Wellman es injusto y debiera finalizar.

Las razones para que el nombre y la filmografía de Wellman permanezcan en el fondo de la nevera de la historia del cine son variadas y solo me parece oportuno en este prólogo mencionar algunas ideas a vuelapluma:

  • En primer lugar, fue un hombre difícil para la industria. Un tipo duro, cabezota, poco a dado a contemporizar con productores y estrellas, fieramente independiente e impulsivo. Al recorrer su filmografía adornaré esto con anécdotas, de las que por cierto hay que creerse cuarto y mitad, pero servirán para hacerse una idea de su fuerte carácter. Vivió al margen de la farándula hollywoodiense y se dio de tortas físicas y dialécticas con mucha gente influyente que después, lógicamente, no tuvo ganas de reivindicar su trabajo y su legado.
  • Por otro lado, su impetuosidad y su impaciencia le hacían no entregarse en profundidad a algunos proyectos. Quienes le trataron personalmente hablan de un hombre tan hábil y diligente en su faceta de director como pueril en su actitud caprichosa y exigente, en especial con actores y actrices protagonistas. Siempre estaba deseando cambiar de aires y él mismo reconocía ser incapaz de pasar más de tres meses enjaulado en el mismo proyecto, a no ser que hubiera aviones de por medio. Esto hizo que a pesar su mal genio fuera muy útil para los estudios con los que trabajaba, pues casi siempre les ahorraba dinero y días de rodaje, y además, con excepciones puntuales, no puso muchas trabas al intervencionismo creativo de productores y similares. Siempre tuvo proyectos a mano entre los que solía escoger aquello que le interesaba, pero por otro lado no renunció a encargarse de películas abandonadas a medio rodar, guiones empantanados que nadie quería dirigir o imposiciones contractuales de películas que a él no le interesaban y que despachó sin esmerarse en su puesta en escena. Fue por lo tanto un director que en raras ocasiones  se implicó en ideas escogidas y trabajadas por él mismo -hay excepciones, la mayor parte de ellas geniales-  y además se dejó manosear por los estudios a cambio de mejoras de sueldo, librarse de contratos incómodos o cualquier contraparte que considerara conveniente. En resumen: no defendió su terreno del mismo modo que otros grandes directores de la época, al menos intermitentemente, sí supieron hacer. Él mismo decía que por cada película buena había hecho otras seis malas, lo que es falso pero da pistas sobre lo que digo.
  • También presumía de haber sido despedido de todas las grandes productoras del Hollywood clásico, con excepción de la Disney, y de alguna incluso varias veces. Esta forma de trabajar, en una especie de huida continua, quizá esté en el fondo de lo que puede ser su mayor tara en el aspecto estético, que es la falta de un estilo propio y reconocible. Iremos desgranando esto al comentar sus películas. Wellman es autor de grandes obras cinematográficas que sin embargo son -aparentemente- muy distintas entre sí. Compárense Wings y Good Bye My lady, Wild Boys of the Road y El rastro de la pantera. William Wellman es un estilista sin estilemas, lo cual no quiere decir que no haya notas comunes en la puesta en escena, el tratamiento de los conflictos o el punto de vista moral, por ejemplo, entre gran parte de sus filmes, pero carece de un estilo inmediatamente reconocible. Hábil como es para adaptarse a cualquier género, prefiere amoldarse con maestría a ellos que desafiar las convenciones. Sobre esto por supuesto hay también excepciones, ochenta películas dan para mucho, y no contradice esta idea la inmensa capacidad creativa y el original punto de vista con que sí supo filmar sus mejores historias. En este aspecto, como en muchos otros, creo que merece la pena reflexionar sobre el parecido que tienen Wellman y Clint Eastwood en cuanto a ese estilo sin estilo, parecido que no es casual y que se extiende a otras facetas de sus cinematografías, como tendremos ocasión de comentar.
  • Y es que algunas de las mejores películas de Wellman, desgraciadamente, no han podido trascender al imaginario cinematográfico del gran público no especializado. Es un clásico sin clásicos. Por los motivos que fuera, son además sus películas más personales las más desconocidas por no haberse emitido en televisión ni tener distribución alguna en plataformas o vídeo, y solo se pueden encontrar en el circuito filibustero de la internet cinéfila. Las que quedan son directamente invisibles, además por supuesto de sus primeros trabajos en el cine mudo, perdidos quizá para siempre.
  • Hay que mencionar los derroteros por los que la crítica y la historiografía cinematográfica a discurrido, sobre todo en Europa, desde los años 50. Por esa aparente falta de estilo personal, desde luego no fue uno de los directores del Hollywood clásico que la «política de autor» francesa quisiera rescatar, y como sabemos esa es la línea que en España al menos ha optado por seguir la crítica «seria». Tan solo Tavernier ha defendido su legado entre los grandes santones del cine europeo hasta donde yo sé.
  • Y es que Wellman fue un hombre de la industria del cine. Su carrera coincidió con el máximo esplendor del Hollywood clásico y está amoldada a sus mecanismos productivos y creativos. Él mismo no se consideró nunca artista, sino director: el que dirige proyectos para una empresa que deben ser rentables según unos códigos estéticos que hay asumir para no irse al paro. Llevó a cabo algunos proyectos muy personales pero siempre bajo la cómoda protección de la industria, cuyas reglas y principios procuraba no subvertir. ¿Fue entonces Wellman un mero artesano, hábil colocador de cámaras y poco más? No, fue un creador muy original que procuró siempre mostrar las ideas y las acciones de la forma visualmente más sorprendente y eficaz que fuera posible, pero sin repetir esquemas o mecanismos demasiado obvios ni reincidir mucho en los mismos temas y géneros a lo largo de su cinematografía excepto, como no, la aviación.

A pesar de todo lo anterior, creo que el legado cinematográfico de William A. Wellman merece ser reconocido y puesto en valor de alguna manera, y la manera en la que yo puedo hacerlo es creando este rincón especial dedicado a su trayectoria. 

Me propongo llevar a cabo, de forma tranquila pero segura, el proyecto de comentar todas y cada una de las películas de William A. Wellman a las que se puede acceder con los medios de un simple aficionado. Mi intención no es erudita ni sistemática, por eso no me ocuparé de fichas técnicas y demás información que está a un click en IMDB. Solo quiero animar a quien no las conozca a verlas y disfrutarlas, juzgarlas, vapulearlas o inolvidarlas. Lo iré haciendo poco a poco, sin prisas, e iré usando con cada una el tono o la extensión que me pida el cuerpo. Iré agrupando las entradas que vaya publicando en un índice ordenado al que acceder desde la cabecera de la web. Cuando termine el proyecto lo convertiré todo en un archivo descargable.

Las entradas sobre sus películas las iré publicando (algunas ya lo están) según las vaya haciendo, pero de vez en cuando escribiré alguna otras dedicadas a su vida, personalidad o a generalidades sobre su cine.

FUENTES EN INTERNET SOBRE WELLMAN

Para terminar esta introducción, dejo constancia de las escasas fuentes de las que he podido echar mano. En ellas está todo lo que voy a decir pero mejor dicho, y tengan por seguro que su información será mucho más fiable y estará mejor expuesta que este mi recauchutado. Invito a quien pase por aquí y conozca otras a dejar comentario enlazándolas.

BIBLIOGRAFÍA

En lo que respecta a bibliografía,  mientras escribo estas líneas se está cociendo un especial, el primero que se le dedica a Wellman (¡), en la revista Dirigido por, que será el número 514 de febrero de 2021. Aparte de eso, en nuestro idioma hay tan solo una traducción de la imprescindible Monografía de Frank T. Thompson, traducida al castellano y editada por la Filmoteca Española y el Festival de San Sebastián en 1993. Este libro será la fuente principal de lo que aquí cuente, aparte de mis comentarios personales. La pena es que está agotado y solo se puede comprar de segunda mano por un pequeño pastizal o supongo que encontrar en alguna biblioteca capitalina.

En inglés, además del original del libro de Thompson tenemos una autobiografía anárquica y descacharrante que el mismo Wellman redactó en sus últimos años y que al parecer es de muy poco fiar. Su título es A Short Time for Insanity y no está a la venta. Por cierto que también es autor de un librito que nada tiene que ver con el cine en el que cuenta sus experiencias de aviador en la IGM con la Escuadrilla Lafayette, su título es Go Get ‘Em! y es fácil encontrarlo en edición electrónica

Oajalá pudiéramos ver el capítulo con la intervención de Wellman en la famosa serie The men who made the movies de los años 70. Es una lástima que no esté disponible el vídeo, como en el caso de Hawks y otros. En cualquier caso el libro que lo transcribe, de Richard Schickel, se puede adquirir fácilmente y vale mucho más de lo que cuesta por toda la sabiduría que encierra. No se pierdan la introducción para entender a Wellman y a otros directores de su época.

Y por último, en 2015 su hijo William Wellman Jr. publicó Wild Bill Wellman, Hollywood Rebel, que he adquirido pero que aún no he tenido tiempo de leer completo. Tiene pinta de ser parcial pero rico en información. Mi idea es que este espacio quede como una suerte de pequeña monografía sobre Wellman disponible para todo el mundo de forma gratuita y accesible. Invito a repasar el catálogo de la colección Cineastas de la editorial Cátedra para pasmarse con algunos directores que tienen su propio monográfico. No quiero dar nombres para no herir sensibilidades, pero clama al cielo la ausencia de Wellman. Y esto es solo un ejemplo de lo que pretendo paliar con este espacio.

FILMOGRAFÍA

En negrita están las películas que he podido localizar y de las que, por lo tanto, hablaré en este «especial», si bien aún no las he visto todas. Tachadas están aquellas que se han perdido, salvo error u omisión mía. Si alguien tiene en su poder o sabe cómo acceder a alguna de las restantes que me lo diga por favor. La lista es un copipega de la wikipedia con añadiduras y los enlaces remiten a ella, a IMDB o a filmaffinity. Iré modificándola si encuentro ausencias o errores y añadiendo los enlaces de las ya reseñadas aquí. Tanto en ella como en todo este trabajo no seguiré un criterio único a la hora de nombrar sus películas, usaré el nombre en español cuando me parezca más reconocible y adecuado para el lector. Por ejemplo, a cualquiera le suena Caravana de mujeres más que Westward the women y creo que es más útil usar Good-Bye My lady que El niño y el perro, que al fin y al cabo muy poca gente ha visto.

Permisos y licencias

Las fotografías que uso en la web son fotogramas extraídos por mí o, como en el caso de este post, imágenes encontradas en Google. Si las tomo de una página personal procuraré estar atento y mencionar la fuente, si no lo hago es que procede de wikipedia y similares. Si alguien pasa por aquí y quiere que retire algo que me lo haga saber. Los textos se pueden usar bajo la licencia de aquí abajo.

Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España.

Para cualquier comentario privado se me puede escribir a manudefilosofía(arroba)educarex.es

5 respuestas a “«No soy tan duro»: el cine de William A. Wellman

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  1. No sabes la alegría que me provoca la hazaña que vas a realizar en tu blog.
    Todo un homenaje a William A. Wellman.
    No me lo perderé.
    Sé que voy a aprender un montón.
    De momento, impagables los motivos que desarrollas para saber por qué es todavía ese gran desconocido…
    Adoro a este director (por lo menos lo que he podido ver hasta ahora).
    Muchísimas gracias por la mención.

    Beso
    Hildy

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