Imágenes del mundo e inscripción de la guerra (Bilder der Welt und Inschrift des Krieges, Harun Farocki, 1989)

He aprendido mucho con este documental. Entre otras cosas, que la palabra alemana para Ilustración -el movimiento intelectual-, que es Aufklärung, forma parte también de la jerga militar, por ejemplo reconocimiento aéreo se dice Luftaufklärung. Claro que Aufklärung tiene un matiz semántico de descubrimiento o averiguación -se suele traducir por esclarecimiento- que nuestra Ilustración también soporta, pero más desvaído. En cualquier caso, esta película experimental de Harun Farocki podríamos hacer el juego fácil de palabras y decir que nos ilustra sobre algunos de los males que la Ilustración promueve o camufla con su avejentado manto de racionalidad. En concreto nos habla de la reproducción de la realidad y sus demonios, no tanto de la reproductibilidad técnica y sus afanes, de los que hablara Walter Benjamin en su conocidísimo artículo, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica,  que todo cinéfilo debería llevar en su zurrón mental, como del hecho de diseñar técnicas o aparatos de reproducción de la realidad, por ejemplo la fotografía aérea, que es un poco el bastidor de este enrevesado collage fílmico, pero también  pantógrafos, simuladores de vuelo, cámaras térmicas, robots ensambladores, sistemas de oleaje artificial…Todo esto aparece y unas misteriosas mujeres argelinas.

Esos sistemas y alguno que me dejaré, además de las misteriosas mujeres argelinas, son explicados unos visualmente y otros en su historia y sus detalles. Farocki los analiza desde una perspectiva filosófica muy sencilla de captar y muy didácticamente presentada por la voz narradora, pero que, a pesar de su sencillez, se deriva en tantas ramificaciones como ejemplos se muestran y tantas interpretaciones como ideas se dejan caer. En una frase, la idea que subyace es que los sistemas de reproducción, en especial los visuales, que hemos creado para vivir de forma más cómoda y manejar el mundo físico con mayor facilidad y eficiencia, en el cumplimiento de su función dejan unos intersticios por los que pueden colarse la ceguera y la deshumanización. Aufklärung del revés. De hecho el documental sigue un poco la idea central de Günter Anders, pensador por cierto que no entiendo por qué está tan tan tan olvidado, de que el ser humano se encamina (en los 50, ahora ni les cuento) hacia la obsolescencia, y así se llama su obra mayor, La obsolescencia del hombre, por cierto. Lo que defiende Anders es que la tecnología ya hace tiempo que nos ha superado en muchos aspectos, de forma que estamos en el mundo a expensas de ella, y nada queda de su función originaria, la de mejorar nuestra existencia, si no es en forma de atractivo simulado, necesidad artificial y todo eso que compramos a plazos. Realmente sí creo que sé por qué su pensamiento está tan trasnochado, y es que se obsesionó especialmente con la bomba atómica y todo eso que, como conté por aquí hace no mucho, parece que es un miedo polvoriento y superado. Por cierto, que Anders es también autor (y dejo ya el excursus) de un libro interesantísimo, El piloto de Hiroshima, fruto de su correspondencia con uno de los tripulantes del Enola Gay que terminó mal de la cabeza, como es razonablemente humano.

Volviendo a Imágenes del mundo…, podemos concretar algo el discurso que lo sostiene contando por ejemplo el papel que se narra exhaustivamente que tuvo la fotografía aérea en el caso -nulo- que los aliados hicieron de unas imágenes aéreas obtenidas de Auschwitz en 1944. En un vuelo de reconocimiento sobrevolaron la zona para evaluar la posición y el número de fábricas que rodeaban el campo principal y otros auxiliares, de cuyos desdichados habitantes se nutría toda esa industria. El caso es que en las fotografías de aquel día, en otras de fechas posteriores, se ven claramente los barracones donde se hacinaban los deportados, las cámaras de gas con sus crematorios anejos, e incluso en una de ellas se puede apreciar -¡menuda casualidad!- el proceso de selección que se llevaba a cabo cuando llegaba un convoy repleto de judíos, que eran inmediatamente divididos entre válidos para trabajar y válidos para morir, y gaseados estos últimos. A estas fotografías nadie les hizo caso, no se revisaron con cuidado porque, claramente, no eran las industrias que habría que bombardear en su momento. Treinta años después unos funcionarios de la CIA que dedicaban sus ratos libres a mirar y etiquetar antiguas fotos aéreas dieron con estas imágenes y las interpretaron y analizaron, cuando ya era inútil. 

Con la ilustración de este y otros hechos Farocki quiere ponernos en guardia sobre lo poco vigilantes que somos con esos espacios ciegos que la tecnología genera en nuestra moral colectiva y en nuestra percepción de lo justo y lo bueno. Construimos un mundo artificial y entregamos tareas que ejecutar a mecanismos asépticos y amorales entre cuyos umbrales perceptivos está lo que esperamos con su construcción, pero también lo que no nos espera en la destrucción.

Además de por su propio discurso, este filme curiosamente es él mismo un instrumento de reflexión y un peculiar ejemplo de sí mismo. Está rodado a finales de los 80 y, como es lógico, las tecnologías futuristas que en él aparecen no solo se han quedado risiblemente anticuadas, sino que invitan a que elevemos al cuadrado todo lo que estamos viendo y oyendo. Si, por ejemplo, se muestra como inquietante posibilidad que una cámara identifique ella misma los números de un dado, o que otra distinga entre personas, coches y casas, pues… Mejor no pensarlo mucho.

Sin embargo esas pequeñas obsolescencias no han hecho envejecer al documental que me parece no solo pertinente e interesante, sino muy atractivo desde el punto de vista cinematográfico. Tengo que confesar que no conocía a Farocki y me he quedado con ganas de seguir ahondando en su basta y poco disponible obra. Experimental y muy crítico con el cine convencional (puso de vuelta y media en los 70 a Fassbinder y Wenders, entre otros, por seguir los dictados de la industria) sobre todo se ha dedicado a la televisión, el videoarte y la instalación. Buscaré.

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4 respuestas a “Imágenes del mundo e inscripción de la guerra (Bilder der Welt und Inschrift des Krieges, Harun Farocki, 1989)

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  1. Hola tocayo:
    No tenía ni idea de Farocki ni del documental pero, llegando al final, estoy medio de acuerdo con él; Fassbinder es un pesao.
    Sobre el tema hay una anécdota demasiado buena para ser verdad: En la primera Gran Guerra alguien pensó que se podría hacer algo en los «vuelos que no encontraban enemigo», formaron a una compañía y sólo uno tenía conocimientos de fotografía. Los aviones hacían fotos y se las entregaban al soldado. Como las interpretaciones que hacía el soldado resultaron útiles le pusieron un ayudante. El soldado aceptó la ayuda pero «sugirió» que él debería tener mando sobre el nuevo. Lo ascendieron a cabo. Tres meses después era «capitán» sobre 38 elementos… y nadie le volvió a ver mirar fotografía, plano o nada parecido.
    Si la misteriosa argelina con el pelo suelto, adornos y tanta piel visible se encuentra hoy con ciertos fundamentalistas, dejaría de ser mujer, dejaría de ser argelina… y sería un completo misterio.
    Un saludo, Manuel.
    ¡Feliz Navidad!

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  2. Misteriosa anécdota la tuya, que a la vez me suena y creo no haberla oído ni visto nunca. Viene muy al caso de lo que cuenta el documental.

    Si te da por verlo, comprobarás que las mujeres argelinas son misteriosas exactamente por lo que dices. Pertenece a una serie que hizo un soldado/fotógrafo francés cuando fueron por allí a hacerles fotos para ficharlas por ser rebeldes consorte. Y es que son mujeres que siempre iban cubiertas pero la ley, en este caso, las obligó a descubrirse y a que las descubramos. Te dejo enlace
    https://blogs.20minutos.es/trasdos/2013/04/25/marc-garanger-mujeres-argelia-1960/

    Un abrazo de adviento, tocayo, y no te descubras mucho en estas navidades. insista en el misterio, mi capitán.

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  3. Me paso por aquí solo para decirte que seguiré subida a menudo en este Tren de sombras.
    ¡¡¡Felices fiestas y te deseo un año lleno de buenas sorpresas y proyectos!!!
    ¡Seguiremos compartiendo descubrimientos cinéfilos!

    Feliz Navidad
    Beso
    Hildy

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