La luna se levanta (Tsuki wa noborinu, Kinuyo Tanaka, 1955)

Es curioso que una película que nosotros vemos tan amable y bonita tenga un trasfondo tan antipático y doloroso para su autor original. El proyecto de Tsuki wa noborinu es uno de los varios que a lo largo de los años Shochiku rechazó por unos u otros motivos. Justo después de Cuentos de Tokio, cuando Ozu estaba en la cúspide de su fama y reconocimiento social, que supuso por ejemplo su ingreso en la junta directiva de la Asociación de Directores, pensó que era un buen momento retomar aquel proyecto del pasado por el que sentía especial aprecio, pero para su pasmo Shochiku volvió a rechazarlo.
El rechazo tenía sin embargo un origen no artístico, sino empresarial. Intentaré ser sintético: en aquellos años la crisis en la industria se cernía sobre el cine japonés como en otros países por la llegada de la tele y el cambio en los hábitos de ocio. La primera gran perjudicada fue la Nikkatsu, que ya venía arrastrando números rojos desde los tiempos de la guerra. En un último intento desesperado por reflotar optaron por iniciar una campaña de fichaje de grandes talentos, así que las otras cinco grandes productoras, Shochiku entre ellas, llegaron a una especie de pacto secreto por el que prohibieron cederse entre sí a sus actores, y encadenarlos por contrato a sus respectivas empresas. Esto trajo consigo muchos conflictos de los intérpretes y directores con los productores, pues veían muy mermada tanto su iniciativa artística como los sueldos que lógicamente se estancaron o bajaron. Como para La luna se levanta Ozu quería contar con dos intérpretes de otras productoras Shochiku le tiró el proyecto y él, tremendamente enfadado, se lo dio a la Nikkatsu que a su vez pensó que sería buena idea -y lo fue- adjudicárselo a Kinuyo Tanaka.

Fue tan monumental el cabreo de Ozu con su empresa de toda la vida que interrumpió su trabajo y estuvo dos años sin dirigir, casi tres sin estrenar, los que van de Cuentos de Tokio (1953) a Primavera precoz (1956)
Como decía al principio, ni una gota de toda esta mala sangre salpicó el celuloide de La luna se levanta. Aunque quizá la primera pregunta que se hagan quienes descubran ahora que el guión es de Yasujiro Ozu sea ¿y cuán salpicado está ese celuloide por el estilo y el genio del maestro? La respuesta rápida -la larga dura unos cien minutos- es que sí, pero lo justo. Kinuyo Tanaka obviamente usa recursos de Ozu, y apunta a su forma de hacer las cosas en muchos aspectos. Esto es natural primero porque la historia, muy de Ozu, invita a ello, y segundo porque la directora le había visto trabajar en muchas ocasiones, y como intérprete de muchas películas suyas, y buena amiga además, es natural que incluyera aquello que le parecía interesante de su cine. Por ejemplo los planos-almohada son puramente Ozu, tanto por dónde los sitúa como por cómo los compone. También hay, obviamente, mucha acción interior, y la casa y su decoración, sin llegar al manierismo compositivo de Ozu, tiene gran importancia. Sin embargo el resultado final no puede ser confundido con una película de Ozu si se está un poco familiarizado con él, y eso es un gran mérito de Kinuyo Tanaka -esa mujer era un tesoro, todo lo hacía bien- porque el resultado final es una película muy hermosa, y de valía, que por cierto antes solo estaba disponible en un horrendo tvrip que no le hacía ningún favor pero ahora puede verse en algunas plataformas disponibles en España en una copia restaurada. Les recomiendo encarecidamente que, si se animan a verla, sea en buena calidad.
La luna se levanta es una amable comedia familiar en la que unos jóvenes celestinos se empeñan en unir al hermano de ella y a un amigo de él antes de que se les pase el arroz nupcial, para lo que, en una primera parte muy divertida, urden un sinfín de ingeniosas estratagemas para que se encuentren y aflore el amor que estos celestinos dan por hecho que sienten el uno por la otra sin exteriorizarlo. Finalmente se produce el encuentro a la luz de la luna, que se levanta para llenar con su claridad el esperado encuentro y, bueno, no digo más. En una segunda parte, simétrica de la primera, son los celestinos los que se dan cuenta también a la luz de la luna de que se amaban sin saberlo, aunque hay que verla para saber en qué termina toda esta celestinada.
Además de por lo tierna y hermosa que es, La luna se levanta tiene unos ingredientes que la separan de las habituales historias de Ozu -y que no sé si estaban en su guion, que retocó Ryosuke Saito- como darse en un entorno rural, en un pueblo pequeño lejos del añorado o denostado Tokio, y algo que me encanta, y es el importantísimo papel que la poesía tiene en su trama. La película empieza con toda la familia recitando-cantando un hermoso poema, que volvemos a escuchar al final, cuando tras tanto trajín la familia ha quedado mermada. Además una de las parejas se comunica por telégrafo con números secretos que se corresponden con versos de un poeta. Ay los enamorados y sus estratagemas de comunicación en el mundo de ayer, se me saltan las lágrimas.

Esta joyita no es una obra maestra porque le faltan esos detalles casi imperceptibles que solo están al alcance de las obras intemporales y que Ozu, aunque se repitiera mucho, tenía perfectamente controlados. Solo mencionaré uno, porque no quiero menoscabar un ápice el trabajo de Tanaka, que es notable, pero por ejemplo la escena epílogo en la que la hija mayor y Chishu Ruy (sí, aquí está) que es el padre, recitan ya en soledad, queda un poco postiza, no se llega a ella con la ligereza con que ocurre en Primavera Tardía, El sabor del Sake y muchas otras, en las que de pronto pasamos en unos segundos de una barra de bar al hundimiento de todos los astros sobre el sacrificado patriarca que se queda solo con una manzana -guiño por cierto de Tanaka a la famosa escena de Primavera tardía– o con la luna que ya empieza a bajar y se retira a sus aposentos siderales, una vez cumplido su objetivo de que se enamoren los que no se sabían amantes.
Rábanos y zanahorias (Daikon to ninjin, Minoru Shibuya, 1965)

Kogo Noda pensaba que este libreto, que aún no había terminado de rematar con Ozu cuando este fue hospitalizado a principios de 1963, no debía llevarse a la pantalla. Creo entender en las páginas japonesas donde intento averiguar algo gracias a la traducción automática que le ofrecieron a él mismo dirigirla pero se negó. Shochiku puso el guion en manos de Minoru Shibuya, director especializado en comedias familiares que se inició en la empresa poco después de Ozu, y que de hecho ejerció durante un tiempo como ayudante suyo y de otros realizadores como Mikio Naruse.

Planteada como un homenaje a Ozu y contando con alguno de sus intérpretes habituales, como Chisu Ryu, el resultado es algo creo que totalmente ajeno a Ozu. Digo que lo creo, sin confirmarlo, porque he visto la película sin saber lo que pasa en ella… Solo pude conseguirla sin subtítulos, que no están disponibles en ningún idioma occidental, así que la he visto casi completamente a ciegas. Digo “casi” porque justo cuando estaba en el trance de obligarme a verla descubrí una herramienta muy útil que transcribe el audio de cualquier vídeo convirtiéndolo en un archivo srt, de subtítulos, que luego se puede traducir. Por cierto que la herramienta está en https://video2srt.ccextractor.org/, y es muy útil… En otros idiomas. El problema del idioma japonés es que sin el contexto presente es muy difícil de traducir por motivos lingüísticos y gramaticales que ahora no vienen al caso. En resumen: que la he visto con unos subtítulos ridículamente absurdos y además sin mirar la sinopsis por una especie de cabezonería idiota, a pesar de que tengo esta en traducción automática del japonés -las excrecencias idiomáticas son cosa de google-, tomada de Kinenote:

Tokichi Yamaki es el director general adjunto de Naigai Shoji. Kyoko, la hija mayor, Natsuko, la segunda hija, y Haruko, la tercera hija, ya se han casado y ahora viven juntos con su esposa, Nobuyo, y su hija menor, Keiko. Keiko también está a punto de dejar el nido después de comprometerse con Saburo, el hijo de Gohei Suzuka, un alumno de Tokichi. Una noche, en una reunión de clase, Yamaki discutió con Suzuka sobre si informar o no a Akiyama, que estaba siendo tratado por cáncer, el nombre de su enfermedad. Pero los corazones de la joven pareja estaban felices e hinchados. Un pequeño incidente le sucedió a un árbol de montaña. Con la ayuda de Tokichi, su hermano menor, Kosuke, quien se unió a una empresa comercial nacional e internacional, gastó un millón de dólares en los fondos públicos de la empresa. Tokichi, a quien se le pidió que limpiara las secuelas, entregó a Kosuke un depósito de 700.000 para proteger la posición que había construido durante los últimos 30 años. Yamaki desapareció misteriosamente mientras recibía los 300.000 restantes de la compañía de valores. La pareja de hijas y Kosuke, que se reunieron a toda prisa, inquietaron a Nobuyo al hacer varias teorías de que se trataba de una evaporación humana popular. Fue en ese momento que Mie Kono visitó a la familia Yamaki. La aparición de una hermosa hija le hizo pensar que había una mujer detrás del incidente, pero en realidad, Mie era la hija de la madre de la amante de Yamaki durante la guerra. Y vino a pedir una casamentera. Han pasado diez días desde que Yamaki se fue de casa. Este es Janjan Yokocho en Osaka. Hay una cara feliz de Yamaki Tokichi, que eleva las llamas del placer en la tienda de horumon-yaki donde los proxenetas y las prostitutas pasan el rato. Por otro lado, la familia Yamaki se rindió a la mitad y esperó la segunda semana. Un día, Nobuyo y sus hijas quedaron atónitos con la aparición de Tokichi, quien abrió la puerta principal y entró con una voz mediocre diciendo: «Estoy en casa». También se decidió el matrimonio de Keiko y Saburo, y Akiyama finalmente murió cuando la familia Yamaki estaba tranquila. Unos días después, Yamaki le contó a Suzuka el motivo de su desaparición.
En fin, lo importante era ver Rábanos y Zanahorias para comprobar cuánto de Ozu quedaba en ella, y lo cierto es que, sea cual sea el argumento o la sinopsis, cuánta razón tenía Kogo Noda negándose a que se hiciera esto. Que de Ozu solamente será el argumento en general, y por supuesto ni los diálogos ni la estructura final del libreto es más que obvio. Aparte de por la familiaridad de algunos temas y escenas, como las reuniones de borrachines o los asuntos casamenteros, Ozu jamás habría rodado algo así.
Porque Rábanos y Zanahorias -que por cierto es imposible para mí saber a qué se debe el título, aunque quizá sean apodos del personaje de Ryu y su antagonista- es una comedia casi de enredo bien rodada pero un poco burda. El mismo Ryu, por ejemplo, es un puro histrión al que encima han colocado un ridículo bigotito hitleriano. Se basa en una sucesión de gags de los que capto, como comprenderán, la mitad de la mitad, y Ozu ni está ni se le espera, lo que no es ni malo ni bueno en sí. Sí están muchos intérpretes habituales de sus últimas películas, como el mismo Chisu Ryu, Daisuke Kato, Nobuo Nakamura o la gran Nobuko Ottawa, y eso produce una amable sensación de cercanía, si bien es artificial, porque realmente todos ellos estaban en nómina de la productora y aparecen en cualquiera de sus films. En este sentido la película (me) produce una cierta ternura y es un extraño placer verla.

Sin embargo, si tuviera la más mínima relevancia en la historia del cine, que no es el caso, las hordas ozumaníacas, de existir, podrían exigir la quema del negativo y todas las copias disponibles, así como el borrado exhaustivo de los supongo que 10 o 12 archivos piratas que alguien tenga en un disco duro en todo el planeta. Y es que, aunque se plantee en principio como una especie de homenaje a su memoria, como creo que dicen los títulos de crédito, incluye algunos elementos, más allá de que sea una comedia de brocha gorda que Ozu dejó de hacer en los 30, que la alejan por completo del cine del maestro.
Aparte de estar en formato panorámico -mal aprovechado por cierto- que Ozu no llegó a usar, y a que hace un uso totalmente convencional de recursos fílmicos ajenos al maestro, como movimientos de cámara, fundidos, interpretaciones pasadas de rosca, etc, incluye uno casi ofensivo, que es una voz en off que aclara las acciones de los personajes, en concreto del protagonista, que rellena justo ese hueco narrativo que tantas veces hemos dicho que Ozu dejaba en el primer acto de sus películas, provocando un cierto desconcierto que luego se resolvía por sí mismo. También sale ¡una escena de cama! aunque la mar de comedida y, en fin, es una película que solo busca la carcajada fácil y que, aunque no me he enterado de nada, tengo que reconocer que no parece mala y que posiblemente el japonés medio de 1965 se lo pudo pasar pipa viéndola.
Solo parece volver Ozu cuando, al final, se produce algún tipo de reconciliación entre el personaje de Ryu y su mujer y su amigo, con el que discutió al principio. Son unos minutos de cierta solemnidad que se agradecen después de tanto grito y gesto descompuesto.

Esta entrada forma parte del Especial kanreki de Yasujiro Ozu
Todas las citas literales de Ozu, salvo que se indique lo contrario, están extraídas de La poética de lo cotidiano. Escritos sobre cine de Yasujiro Ozu, traducido por Amelia Pérez de Villar y editado en Gallo Nero. o bien de Antología de los diarios de Yasujiro Ozu, Edición a cargo de Nuria Pujol y Antonio Santamarina. Filmoteca de la Generalitat Valenciana.
Si menciono a Antonio Santos suelo referirme a lo leído en su monografía sobre Yasujiro Ozu editada por Cátedra.
Se pueden consultar la ficha de cada película y otros análisis en IMDB, Filmaffinity y Letterboxd.
En inglés se puede leer el análisis técnico de David Bordwell de cada película legal y gratuitamente de su libro Ozu and the poetics of cinema en este enlace.
En Internet Archive hay algunas películas de Ozu que no se pueden encontrar en las plataformas habituales.
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Hola tocayo
Parece interesante la peli del «regador regado» versión casamentera. Eso sí, que cuando estas «en vena» te compliquen la vida es otra película muy diferente.
Ver una peli con tantos personajes como anuncia el cartel -que parece una hoja de coleccionista de sellos- y sin entender el lenguaje es para superheroes. (luego, cuando veo el argumento, pienso que «alomejor» es preferible no entender ná y concentrarse en esos colores tan de aquellos días y la mezcla tan única con esa decoración).
Un saludo, Manuel.
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Hola tocayo,
La luna se levanta es bonita y merece la pena.
Ver rábanos y zanahorias no sé si es heroico verla, pero curioso sí un rato (un rato) Los personajes son muchos en el cartel, pero la peli no estan coral como la pinta el afiche. Sean los que sean uno se entera de poco, claro, pero como bien dices entre el muy especial color del cine japonés de estos años y lo que comentaba de los rostros familiares el trago se pasa y la peli se hace más zanahoria que rábano.
Un saludo puretano
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Jo, solo decirte que me encanta cómo nos estás acercando a la vida y obra de Ozu por caminos distintos.
Tengo pendiente y con muchas ganas, más ahora, La luna se levanta de Tanaka.
Beso
Hildy
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Hola Hildy querida!
Date prisa en ver La luna se levanta en Filmin antes de que la quiten, como han hecho los muy cabritos con todas las que tenían de Ozu, que han desaparecido del catálogo…
Te va a gustar mucho, seguro.
Un beso muy fuerte.
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Hola, Manuel. Te he estado leyendo todas las entradas del especial kanreki de Ozu a la par que iba viendo todas sus películas en una restrospectiva integral. ¿Podrías compartir el archivo de «Daikon to ninjin», por favor? No la encuentro completa, y aunque no tenga subtítulos me interesaría mucho verla. Si la subieras a m3ga o al archive te estaría muy agradecido.
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Hola Didacus!
como me congratula que estés dándole caña a la filmografía de Ozu. Espero que la estés disfrutando de lo lindo.
Rábanos y Zanahorias está en internet archive, te dejo enlace. No sé si con lo que ha adelantado el tema de las IAs en este tiempo desde que hice probaturas, habrá salido algún sistema que subtitule automáticamente del japonés y que sea medianamente fiable para estos menesteres… En fin, al menos puedes disfrutar de Chisu Ryu y su bigotito.
Un saludo!
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¡Muchísimas gracias! Estaré entretenido estos días haciendo todo lo posible para entenderla antes de verla, todo sea por el señor Ryū y en memoria de Ozu.
Un saludo!
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