Recuerdos (Stardust Memories, Woody allen, 1980)

Aunque suene un poco raro, debo confesar que mi relación con el cine de Woody Allen es muy sana, que la administro muy bien. De vez en cuando me acerco a él cuando me apetece pasar un buen rato que, además, sea breve. Le admiro mucho, y creo que tiendo a ser generoso en mi aprecio crítico con su cine, pero no lo estudio. Nunca he leído nada sobre él más allá de textos sueltos o críticas y por lo tanto, aunque habré visto como 30 películas suyas, a veces me ha ocurrido que me he encontrado con alguna que debería conocer, que es pecado no tener fichada y vista. Eso, confieso, me ha pasado con Recuerdos. No solo es que no la hubiera visto, es que ni sabía de su existencia hasta que me la encontré ayer en una plataforma (donde por cierto la titulan Recuerdos de una estrella, no sé qué nombre es más común) a pesar de que se produjo en la época más brillante de Allen, quizá, o al menos en uno de sus momentos culminantes, justo después de Manhattan. Esto, no saber hasta ahora de su existencia, quizá sea sonrojante, no lo sé, pero me agrada, y es consecuencia de esa relación tan sana que, decía, tengo con el director neoyorquino. Si lo hubiera estudiado no me habría sorprendido. 

Breve aparición de Sharon Stone, no sé si la primera de su carrera.

La sinopsis les va a sonar: un director llamado Sandy Bates que interpreta Woody Allen y que vive cierta crisis creativa, pasa unos días en un hotel apartado de la gran ciudad, el Stardust del título original, en el que se celebra una especie de homenaje a él y a su cine. A la vez que todo el mundo le reclama y aclama él, hastiado por el trajín de la fama y la hipocresía que le rodea, se dedica a ligotear con una chica depresiva (Jessica Harper) que le recuerda vagamente a un amor anterior (Charlotte Rampling) mientras recibe la visita de otra amigovia francesa (Marie-Christine Barrault) con la que intenta casarse para sentar la cabeza. Esta leve trama, que apenas se desarrolla, se intercala con imágenes pasadas de la convivencia con su novia del pasado, a la que extraña, así como con ensoñaciones, situaciones delirantes y momentos surrealistas varios. Como ven, el argumento es casi un calco de 8 y medio, de Fellini. 

¿Por qué se ha hecho esta película? Es imposible verla, si se conoce la italiana, sin estar comparándolas mentalmente. Aunque todo sea distinto, las anécdotas y las personas, en el fondo todo es igual y las referencias visuales son de una semejanza casi paródica: los escenarios decadentes, los espacios abiertos, los personajes histriónicos, los onirismos, está en blanco y negro, el protagonista está cada segundo en pantalla y a la vez es absorbido por todo lo que le rodea, de forma que es como si no estuviera… Es que básicamente es lo mismo, pero producido de forma mucho más humilde, claro, y con la personalidad de Allen que es un poco la de siempre, y por ello quizá menos misteriosa, más obvia y cercana para nosotros, que el peculiar Gido Anselmi felliniano, al que nunca terminamos de conocer. 

Se me hacía imposible, hasta que me he hecho a la idea y me he dejado llevar, entender cuál era la pretensión de Allen al concebirla así ¿Es un homenaje? En ese caso se debería explicitar de alguna forma, y rebajar el parecido ¿Es una parodia? Sinceramente, pienso que no ¿Es un plagio? ¿Una especie de remake sin permiso adaptado al público norteamericano de 1980? Pues no le veo mucho sentido, ni que algo tan peregrino quepa en la cabeza de Allen o de quien pusiera la pasta, pero es lo que parece… En fin, sea lo que sea, Recuerdos es un caso muy curioso de película que es ella misma muy original y ocurrente pero cuyo concepto es un calco de una obra maestra conocida por todo el mundo. Además, la concibe, escribe, rueda y protagoniza un cineasta de personalidad muy marcada y al que, como norma general, se le pueden reprochar muchas cosas, pero no que ande falto de ideas, o al menos hace 40 años. 

Intrigado por su naturaleza me he hecho con A propósito de nada, la célebre autobiografía publicada en 2020 y me he ido directo a la parte dedicada a este film. Allí Woody Allen apenas le dedica un par de páginas bastante desganadas, supongo que cuantitativamente proporcionales al éxito de crítica y público que cosechó Recuerdos: fracaso casi absoluto. En fin, Allen no menciona a Fellini ni a 8 y medio, aunque creo que sí ha reconocido la inspiración/homenaje en algún otro lugar. Lo que dice es que siente mucho que la gente erróneamente se empeñaba en pensar que Sandy Bates, un neurótico director de cine neoyorquino inseguro de su talento que empezó haciendo comedias y se pasó al drama, tuviera algo que ver con él. Que la gente piense que él desprecia al público borreguil e indocumentado, a los aduladores pesados y a los jetas interesados, como el director de la película, le parece injusto. Y ya está, nada más dice.

Y sin embargo podría haber dicho muchas cosas, por ejemplo, aparte de mencionar a Fellini, si la historia la escribió de cabo a rabo como una unidad o si, por el contrario, lo que hizo fue una especie de caparazón narrativo abierto por su incoherencia y su imaginería, para colar un montón de gags, chistes y situaciones que tenía guardadas en el cajón de las ideas sueltas, como a veces parece. A mí es la impresión que me da, que Allen montó una historia propicia para la acumulación de retales humorísticos, biográficos e intelectuales y, ojo, pienso que le quedó bien y es que, la verdad, a mí la película me gusta.

No he mencionado, aposta, nada de lo que se ve por despertar curiosidad, y habría mucho interesante que decir del cuidado que ha puesto al dirigir Allen en no pasarse con las ideaciones pseudosurrealistas. Visualmente la película es interesante y original sin llegar a la excelencia, un poco como le ocurre a Sombras y niebla en su recreación del cine antiguo. Aunque rica en ocurrencias, esa sensación de premura y de no querer complicarse la vida que destilan el cine de Allen la limita en algún sentido, pero por otra parte la vuelve cercana y más entrañable conforme van pasando los minutos.


Y es que lo mejor de la película, que es lo mejor, pienso, de todas las buenas películas de Woody Allen, es que al final, a pesar del extraño homenaje, del refrito de ideas, de que la trama es la más típica de su cine, de que el blanco y negro es artificioso y de que el protagonista puede parecer antipático como poco y algo cansino por su insistencia en repudiar su privilegiada vida, que es la que desea… Pues a pesar de todo esto, digo, Woody Allen sabe como nadie generar una ternura especial, una sensación de familiaridad y cercanía que, cuando llega el Fin, uno se reconcilia con todos esos baches que su imaginario personal, snob y pedestre al tiempo, siembra en el camino que va de su cabeza a la nuestra, o a la mía, que me parece singularmente recto.

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6 comentarios sobre “Recuerdos (Stardust Memories, Woody allen, 1980)

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  1. Hola tocayo
    La ventaja que tengo es que yo fui «tropezando» con las pelis de Allen según iba poniendo las zancadillas; salvo, claro, las muy primeras pelis humorísticas.
    El truco está ya en el título, se la conoce como «Recuerdos» pero es «recuerdos del polvo de estrellas»; el polvo de estrellas sería Fellini -también Bergman- y los recuerdos, los recuerdos no son tales es todo fabulación. A mi me encantó en su día… y juraría que no la he vuelto a ver. Bueno no la he vuelto a ver pero si apreciar sus trazas en muchas Allenadas que hizo más tarde.
    Lo que cuentas al final es la escencia Alleniana; o lo amas o lo odias -que también son legión- no hay nadie que diga pse, pse. Porsupuesto hablo de su cine. Y porsupestisímo con tantas pelis no se puede pedir que todas sean joyas… ni que, a estas alturas, sorprenda a nadie. Lo que es seguro que en la Gran Historia del Cine tiene su puesto arriba del todo (aunque sólo fuese como guionista).
    Un saludo gafaplasta, Manuel.

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    1. Hola tocayo,
      qué suerte haber podido tropezar con Allen en el cine una y otra vez en el cine. Yo, como casi todo el cine, me lo encontré de sopetón en la adolescencia y como pude me di atracones sin mirar el menú, de vez en cuando, que dejaban platos por probar como este polvo de estrellas.
      Yo estoy contigo con que tiene su lugar muy arriba, y lo amo pero sin pasión.
      Un saludo amoroso

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    1. Hola Montse!
      bueno, de Ozu irá la segunda de esta serie veraniega el domingo a las 9, como vienen saliendo cada semana desde principio de año las entradas del especial Ozu, que van ya por veintipico!
      Tú sabes que no se tanto, y lo que sé se lo debo a quienes me han enseñado.
      Un besazo

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  2. Una de las cosas que me pasó con la lectura de «A propósito de nada» es que me di cuenta de Woody Allen no dedica líneas ni a esta película ni a casi ninguna de su filmografía, jajajaja. Es difícil intuir algo del proceso creativo de Allen en ese texto autobiográfico. Es más, es como si le aburriera hablar de sus películas y de cómo las dirige, ¿no te parece?
    Si me permites, te dejó un texto que escribí sobre esta película, que para mí tiene mucho encanto. Jajaja, tengo personalidad múltiple a veces soy Hildy Johnson y otras Irene Bullock: https://insertoscine.com/2019/12/11/woody-allen-y-el-sentido-de-ser-comico/
    Espero que lo disfrutes, como yo he hecho con el tuyo.

    Beso
    Hildy

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    1. Vaya, queridísima Irene, no me había encontrado yo con tu texto antes de publicar el mío, porque en ese caso me lo habría guardado, ya que es más completo y serio y además caíste en la cuenta del homenaje a Sturges que a mí no se me ha ocurrido.
      Sobre el libro de Allen, como digo en el texto solo leí la parte que rodea a Recuerdos y efectivamente parece que le da un poco igual, aunque curiosamente me parece haber leído en alguna de esas listas que hay por ahí que alguna vez ha dicho que es su peli favorita. No sé si leeré el libro al completo alguna vez, la verdad es que me gusta la relación que tengo con él y con su cine, de distante atención. Como tiene una obra tan amplia seguro que así me encuentro con más sorpresas.
      Un beso enorme Hildy

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