Películas escritas pero no dirigidas por Ozu (primera parte)

El cine de Ozu es tan poderoso visualmente que, lamentablemente, poca mención se hace, hacemos,  de su labor como guionista. A la escritura de sus películas -casi siempre hecha con fieles colaboradores, el más importante y conocido de ellos Kogo Noda- le dedicaba mucho tiempo, uno o dos meses por costumbre cuando ya el éxito le permitió rodar una vez al año, tras la guerra. El proceso consistía en retirarse a una casa de campo o a uno de esos balnearios de montaña tan del gusto japonés y básicamente comer, beber y pasear mucho junto a su colaborador, de manera que entre ambos, a partir a veces de un relato o una novela, y otras veces no, ir montando poco a poco el puzzle del libreto. 

Quizá llame la atención que se necesitara tanto tiempo y dedicación para unos guiones que al fin y al cabo no tenían muchos diálogos y que muchas veces reciclaban subtramas o temas de películas anteriores con un descaro que hoy resultaría sonrojante. Que si hay que casar a la hija, que si el abuelo se muere, que si la cuñada es una chunga, que si los niños se revelan, que si hagamos una fiesta al viejo profesor… Todas esas cosas ocurren en al menos 4 o 5 películas de Ozu que además, las sonoras, son casi todas dramas familiares, del mismo género por así decirlo, y con parecidos contextos.

¿Por qué tanto esfuerzo entonces en hacer los guiones? Pues, sencillamente, porque eran muy buenos, y las cosas buenas requieren talento, dedicación, mucho tiempo y, en ocasiones, 100 botellas de sake. Las películas de Ozu son excepcionales porque sus guiones en general suelen serlo. Primero por su estructura dramática, mucho más compleja de lo que parece viendo el resultado final. La manera en que va introduciendo los personajes, por ejemplo, y la relevancia que van tomando en la trama está tan bien medida que, si el guion fuera mediocre, la película podría resultar incomprensible, o no se podría empatizar con ella. Otro aspecto que Ozu controla perfectamente, y esto desde sus comienzos, es el uso de las simetrías. Este es uno de los aspectos al que más atención dedican los verdaderos expertos en su cine cuando analizan sus películas. Para entender como es la estructura de las historias de Ozu yo me imagino a dos muñecas rusas unidas por la base. Normalmente hay un paralelismo entre tantos elementos -sucesos, personajes e incluso imágenes de los planos-almohada- que podrían analizarse todas ellas escribiendo una de esas cosas en cada muñeca de cada parte, y la película consistiría en ir quitando cada una de las capas-muñecas hasta quedarte con la nada del centro.

Esa nada, por cierto, también es un elemento importante de los libretos de Ozu, pues aunque repita temas y tramas, su visión sobre ellas no tiene por qué repetirse, es decir, no hay decisiones mejores que otras. Esto lo vemos por ejemplo entre las hijas casaderas, que algunas se marchan y otras se quedan con el padre sin que Ozu ponga el acento en que una opción sea mejor, o lleve a mejores o peores consecuencias que la otra. Con esa nada me refiero a que el cine de Ozu, por decirlo de alguna manera, está prácticamente carente de tesis alguna, ni de mensaje ni de moralejas, y contar una historia bajo ese principio decenas de veces tiene mucho mérito.

En fin, lo mejor para entender lo gran guionista que fue Ozu es ver su cine, no les doy más la lata, pero hoy vengo a hablar de sus guiones que él no dirigió. Es difícil hacer una cuenta exhaustiva, sobre todo de los primeros años en los estudios Kamata, cuando Ozu junto a otros directores y guionistas formaban una especie de pandilla creativa de la que salían ideas que unos u otros convertían después en argumentos que otro a su vez podía rodar improvisando en aquel sistema estajanovista de una película por semana con actores impuestos. Por otra parte están historias que le rechazaron y que él prestó a otros compañeros que las rodaron, y viceversa. También están los casos de guiones que dejó escritos y que se llevaron al cine o a la televisión tras su muerte. De entre estas historias acreditadas y que rodaron otr@s, les contaré algo sobre las dos únicas que se pueden ver hoy en día -bueno, en Japón se podrá ver algo en el archivo de la tele, pero ahí no me llega el barco pirata- si bien antes, abusando una vez más de la monografía publicada en Ed. Cátedra por Antonio Santos, que vuelvo a recomendar, les enumero las cintas que escribió pero no dirigió.

  • Kawaraban Kachikachi-yama (El monte Kachikachi según la prensa) dirigida por Kintaro Inoue en 1934. Creo que está perdida.
  • Tsuki Wa Noborinu (La luna se levanta) Dirigida por Kinuyo Tanaka en 1954.
  • Seishun hokago (La juventud tras el colegio) Producción de la NHK de 1963 dirigida por Yosei Hatanaka, Yotaro Konata, Shoji Kume e Ichiji Yamamoto.
  • Daikon to ninjin (Rábanos y zanahorias) Dirigida por Minoru Shibuya en 1964. Esta iba a ser la siguiente película de Ozu tras El sabor del Sake, pero el agravamiento de su enfermedad, que le llevó a la muerte, le llegó antes de rodarla. 
  • Danshun (Primavera cálida) Dirigida y escrita, sobre una idea de Ozu y Ton Satomi, por Noboru Nakamura en 1965. Imposible de encontrar para mí.  En IMDB aparecen otras versiones televisivas de este y otros argumentos de Ozu.

En la segunda parte, que llegará el próximo domingo, algo diré sobre La luna se levanta y Rábanos y zanahorias, que son las dos que he podido ver. 

Esta entrada forma parte del Especial kanreki de Yasujiro Ozu

Todas las citas literales de Ozu, salvo que se indique lo contrario, están extraídas de La poética de lo cotidiano. Escritos sobre cine de Yasujiro Ozu, traducido por Amelia Pérez de Villar y editado en Gallo Nero. o bien de Antología de los diarios de Yasujiro Ozu, Edición a cargo de Nuria Pujol y Antonio Santamarina. Filmoteca de la Generalitat Valenciana.

Si menciono a Antonio Santos suelo referirme a lo leído en su monografía sobre Yasujiro Ozu editada por Cátedra.

Se pueden consultar la ficha de cada película y otros análisis en IMDB, Filmaffinity y Letterboxd.

En inglés se puede leer el análisis técnico de David Bordwell de cada película legal y gratuitamente de su libro Ozu and the poetics of cinema en este enlace.

En Internet Archive hay algunas películas de Ozu que no se pueden encontrar en las plataformas habituales.

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2 comentarios sobre “Películas escritas pero no dirigidas por Ozu (primera parte)

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  1. Hola tocayo
    Has hecho un «macguffin» de esos; pones «escritas pero no dirigidas» y te dedicas a loar las excelencias del Ozu guionista. Una cosa te digo: si tenían que rodar en volandas y, sinembargo, los guiones los hacían tipo sobremesa larga con sake, pues normal que los guiones estuviesen mejor acabados (aunque puede que un poco «agitados no mezclados»).
    Es bonito esos directores-autores que repiten el mismo tema con variaciones. Sobretodo cuando son mas autores que directores (y aquí tomamos como referencia negativa Bond JamesBond).
    Un saludo, Manuel.

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    1. Hola tocayo,
      sobre lo que me dices, es cierto que se tardaba más en escribir el guion que en rodar la película en general, pero aquí -fallo mío- debería haber aclarado que esto que digo es válido para las películas sonoras en general, y sobre todo las de después de la guerra. Las películas mudas se rodaban en una o dos semanas y el guion, aunque siempre estaba escrito antes de ponerse a la tarea -aquí no cabe esa cosa de los «autores» de ponerse a rodar con un esbozo que se va perfilando en el set de rodaje- también debía escribirse deprisa, y además siempre en colaboración y con aportaciones de otros directores-guionistas que formaban al fin y al cabo una especie de gremio entro de Shochiku.
      Luego, en las pelis sonoras más complejas, y sobre todo cuando a Ozu se le exigía solo un film al año, las cosas eran distintas.
      Además de esto hay que suponer que el tiempo de preproducción también sería estimable, pues se construían todos los decorados al completo y además Ozu hacía una especie de story board muy detallado, plano a plano, de forma que cuando llegaba el día de rodar no se improvisaba nunca nada salvo causas de fuerza mayor. Los planos ya estaban dispuestos, así como las posiciones de cámara, y solo había que colocar el atrezzo y a los actores. Tan solo las muchas repeticiones que a veces exigía Ozu para cansar a los intérpretes retrasaba algo los rodajes.

      Un abrazo rodado

      Me gusta

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