Vivir rodando (Living in Oblivion, Tom DiCillo, 1995)

Son una pequeña multitud las películas que muestran desde dentro el mismo oficio de rodar películas. Todas ellas, quienes amamos el cine, tendemos a desgustarlas perdonándoles los defectos y a apreciarlas por encima de lo que a lo mejor merecen, porque  nos enseñan los entresijos de nuestro propio placer, la construcción de nuestro imaginario interior. 

Se me vienen a la cabeza títulos como Ed Wood, La noche americana, The Disaster Artist, la deliciosa Estrellas fugaces (Shooting Stars, Anthony Asquith, 1928)… Hay más pero no quiero desviar la atención de Vivir rodando, esta pequeña joya no sé si muy recordada, en la que Ton DiCillo cuenta un día, o tres, o ninguno, del rodaje de una película de mínimo presupuesto. La protagoniza Steve Buscemi, parece que un trasunto del mismo director, que como el resto del equipo -formado por amigos suyos dispuestos a echarle una mano- no solo no cobró, sino que tuvo que poner su dinero y arriesgarlo por el nulo interés en el proyecto de las productoras y distribuidoras comerciales. Veo que recaudó poco, millón y algo, pero es el doble de lo que costó, así que me consuela pensar que a todo el mundo le mereció la pena participar. También quiso estar Brad Pitt en el papel de Chad Palomino, que de algún modo le parodia, pero estaba ocupado con Leyendas de pasión y las superestrellas ya se sabe que están en todas partes pero no pueden aún encarnarse en dos platós a la vez.

Living in oblivion, Viviendo en el olvido, es el título de la película que está rodando un pequeño equipo casi amateur. Parece un melodrama muy malo y mal pensado del que apenas podemos adivinar el argumento, pues solo veremos el supuesto rodaje de tres escenas, o dos, o una o ninguna. Y es que es imposible saber si el rodaje forma parte de la realidad o es una especie de sueño que se sueña a sí mismo. Con una estructura de matrioska muy del cine independiente aspiracional de los 90, veremos que cada uno de los tres días de rodaje que narra el film, un poco al modo de Atrapado en el tiempo, se corresponden con sendos sueños que tienen el director, Nick Reve (sueño en francés) y su protagonista Nicole, que interpreta la maravillosa Catherine Keener. El tercer y último día que vivimos consiste precisamente en el rodaje de un sueño, así que se puede decir, que, sea este último un día real o no, Living in oblivion es una sucesión de sueños. La coherencia que hay entre cada uno de los capítulos, que los personajes sean los mismos incluso cuando no interaccionan con el artífice-soñador de cada uno, nos indica que todo el proyecto en sí pertenece realmente a todos, que la película no emana ni del guion ni del punto de vista del director ni del trabajo de cada uno de quienes las hacen, sino de una especie de mente colectiva que se preocupa igualmente por ella, que se obsesiona y que comparte con todas las particulares la ilusión, la inquietud, el temor y la infundada esperanza de que lo que están haciendo sea una obra de arte.

Sobre la estructura episódica de Vivir rodando (no tiene trama principal ni narrativa lineal, más allá del contexto y las relaciones entre los personajes) es fácil intuir que el proyecto original era solo el primer episodio, en el que se intenta rodar un breve plano secuencia, una mínima conversación, pero la impericia de los técnicos, intérpretes y las paupérrimas condiciones del estudio -una de las tomas se interrumpe porque por la calle pasa un coche con rap a todo trapo- lo vuelven imposible. Como un mediometraje es imposible de distribuir, DiCillo decidió alargarlo y, por una vez, la Historia del cine le ha dado la razón. Me encuentro hoy en día con decenas de películas independientes -y dependientes- que son la idea de un corto alargada hasta la náusea que vuelve el largometraje final insufriblemente aburrido e insustancial. En Vivir rodando afortunadamente esto no sucede porque los añadidos son igual de divertidos y entrañables que el original, y además se ha sabido parar a tiempo, y la película nos deja con ganas de más.

Ese olvido al que se refiere el título original creo que se refiere a todo eso que es el rodaje de una película al margen del producto final. Lo que mejor cuenta DiCillo es esa sucesión de sucesos y vivencias que se quedan en el set y que, aunque forman parte de la película, permanecen solo en el imaginario -fabulación muchas veces- de quienes están ahí viviéndolo. De ese olvido forman parte el mal aliento del galán, las incursiones del micrófono en el encuadre, las inseguridades del director, los amoríos fugaces, el malfuncionamiento de los equipos, la artificialidad de los decorados, las arrugas de la protagonista, el infame catering tóxico y las reivindicaciones identitarias, como la inolvidable de Peter Dinklage quejándose en su primer papel en el que interpreta a un actor que hace de enano en un sueño absurdo, de que a los enanos actores solo les ofrecen papeles en sueños absurdos. En la nada del olvido quedan las ilusiones y las ensoñaciones que en los tiempos muertos de rodaje rondan al equipo. Esto queda registrado, paradójicamente, en el registro del room tone, del sonido vacío del set que se toma al final de cada secuencia, 30 segundos que aquí aprovecha cada uno para dar forma a sus sueños, que vemos. 

Aparte de todo ese anecdotario particular y cómico, lo que mejor queda retratado son esos momentos mágicos que se dan en un ensayo, o en una toma estropeada, o en un corte de montaje -aunque eso aquí no se ve-o en el sueño cansado del director, y que quedan mejor que en la película, que superan el producto final y que en el fondo representa mejor la vida real que el cine mismo, porque la vida es eso, lo que queda de rodar más y más tomas en busca de la perfección con una cámara sin celuloide, en un estudio sin insonorizar.

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10 comentarios sobre “Vivir rodando (Living in Oblivion, Tom DiCillo, 1995)

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  1. Hola tocayo
    La peli de hoy me la perdí de forma voluntaria. Me gusto menos de nada su anterior obra -ensalzada por «cierta» critica- y protagonizada por Pitt y Keener «Johnny Suede» y me dije la primera vez me engañas, la segunda no.
    Por las fechas de Suede fue bastante más éxito «In the Soup», con planteamientos parecidos y con una de mis «debilidades», Jennifer Beals (sí, la de Flashdance).
    Por otra parte hace no mucho vi una peli que ganó por veinte años a esta Oblivion. Es peor que mala pero aparecía una joven actriz cuyo personaje no tenía nombre y la llamaban «Blondie», efectivamente dos años después todos estábamos enamorados de Blondie -la cantante-; la peli merecedora del olvido eterno se llama «Unmade Beds».
    Un saludo, Manuel.

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  2. Hola tocayo,
    no puedo prometerte que si la vieras ahora, que más de 30 años de condena por su precedente parecen justos, la disfrutaras a lo loco. Es verdad que hay en ella algo de ese tono pretencioso de media intensidad que vuelve a muchas películas independientes más tontorronas que inteligentes. Tampoco es una obra maestra, ni muchísimo menos; es un algo reiterativa y se le podría sacar más brillo a los diálogos, por no hablar de su estructura espiral, que al no llevar a ningún sitio puede que a alguien le aburra.
    Pero es muy tierna, tocayo, y va de amar el cine… ¿Cómo no va a gustarme?

    Ni idea de la existencia de Unnamed beds, tiene una pinta horrorosa, pero a ver si me la agencio y le echo un ojo.

    Un saludo con ojo!

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  3. Hola otravez
    Johnny Suede coincidió con el Kaurismaki de Lenningrad Cowboys goes to «nomeacuerdo» y ambas me parecieron un bluff total. Un ataque gratuito al supertupé.
    Sabía de la existencia de «Unmade…» por Blondie; sale cinco minutos de reloj y toda la gracia está en eso, un personaje que no tiene nombre… y ese nombre acaba siendo mundialmente conocido en otro oficio. Está en YouTuve pero… no pierdas el tiempo (si acaso Blondie sale muy al principio (baja la nota porque no vuelve a aparecer)). Curiosamente la valoran con un 4’9 en IMDb. Vi una con un sorprendente 1’2 y me lo pase pipa (relativamente). Ya se sabe el cine es una experiencia subjetiva.
    «In the Soup» está muy olvidada para una peli que plantó cara a «resevoir dogs» (ojo, no digo que sea mejor ni peor).
    Un saludo en tiempos de futón (¡Atención! el corrector me sugiere «putón») y malas películas. Manuel.

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    1. Hola tocayo,
      he tardado en contestarte por si sacaba ganas y un rato para ver Unmade beds, pero no me cuadra. De todas formas, vita su sinopsis, creo que se parece más que a Vivir rodando a Delirious, protagonizada también por Buscemi, que interpreta a un paparazzo de tercera que adopta a un joven vagabundo y le enseña el oficio hasta que se pira con la guapa. Es flojilla. Por cierto que mirando por ahí he visto que DiCillo empezó en el cine haciéndose el Godard junto a otros jóvenes neoyorquinos, entre los que estaba Amos Poe, el director de Unmade Beds. Aunque no lo dicen los créditos, no sería extraño que DiCillo ejerciera de cámara/director de fotografía en esa misma peli, pues a eso solía dedicarse.
      In the soup es una peli muy tierna, y nunca hubiera imaginado yo que compitiera de alguna forma con Reservoir dogs, aunque sean coetáneas. Verás, yo empecé a seguir el cine «de temporada», y siempre a medio gas, a partir del 96, cuando me fui a estudiar a la capital, así que todo lo previo a esa época, especialmente los 80 y primeros 90, que me interesan lo justo, es en mi cabeza un batiburrillo de pelis sueltas.

      Un batiburrillo de saludos con la cama hecha.

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  4. Siento una cierta debilidad por el cine independiente americano de los 80 y primeros 90. Destila una cierta inocencia que le da un encanto especial, e incluso aunque haya algo de pose en el tono de algunas de las películas me sigue pareciendo entrañable en la distancia. Ésta fue una de las primeras que vi más allá de los grandes nombres que en realidad en los 90 ya no eran tan indies y habían llegado al gran público, y la recuerdo con mucho cariño si bien hace ya mucho de su visionado. Y ya que su tocayo cita In the Soup, decir que llevo siglos teniéndola esperando en mi disco duro porque me la recomendaron bastante.
    Lo que recuerdo más de Living in Oblivion es a grandes rasgos lo que usted comenta, el cómo transmite el encanto y la ilusión de hacer cine… incluso aunque sea desde una perspectiva desencantada pero nunca cínica. Maldito cinismo. Estoy hartísimo del puñetero cinismo barato en el cine, y eso era algo que apenas se veía en este cine indie de principios de los 90.
    Otra película que debería rescatar…
    Un abrazo.

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    1. Hola Doctor!

      Como le decía a mi tocayo, no tengo un conocimiento sistemático del cine indie de esta época. Son pelis que me encontraba años después de su estreno en el cine club de La 2 a las tantas, por la noche, y a veces ya empezadas… Pero tiene usted toda la razón en que destilan una ingenuidad y una ternura que por ejemplo no me suelen transmitir muchas supuestas obras maestras de la Nouvelle Vague, en la que se quieren reflejar, pero que a mí me resultan frías, distantes y antipáticas; esto vale para casi todo lo que he visto de Godard, que por eso mismo es poco.
      In the soup la vi más recientemente, no hace mucho, y seguro que le gusta porque es un ejemplo perfecto de lo que usted dice admirar de este cine. Es una película imperfecta, un poco reiterativa y con tendencia a atascarse, pero deja muy buen sabor de boca y uno de los personajes más entrañables del cine de los 90, que es el financiador de Buscemi. Dedíquele un rato y no se arrepentirá.

      Un abrazo

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  5. Jo, Manuel, agradecida en el alma por el enlace que has hecho (es un libro que tengo gran cariño y ahí estamos luchándole), además de haber disfrutado un montón de tu texto sobre «Vivir rodando», ya sabes que uno de los temas que me apasiona es el cine dentro del cine y siempre me gusta leer e indagar sobre él. Esta película se me escapó en su momento, y sigue escapada, jajaja, aunque siempre está en mi larga lista de pendientes. Es de esas películas que de tanto leerlas casi me parece conocerlas (pero siempre te sorprendes cuando ves una peli que previamente habías imaginado con lo leído…, vaya empanada acabo de dejarte).
    Beso
    Hildy

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    1. ¡Me encanta que me líes! Jaja

      Pues no pierdas un minuto, queridísima, porque te va a encantar. No es una maestra y tiene defectillos que comento y que pueden echar para atrás a paladares poco exigentes, pero tú la vas a disfrutar mucho, te lo garantizo.
      Un besazo

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  6. ¡¡¡Ya la he visto!!! Dios mío, a mí me ha encantado. Cómo nos cuenta la historia DiCillo, ese sueño y otro sueño y… Cada uno de sus personajes tiene momento entrañable y ese amor que se nota por rodar, siempre rodar, aunque todo se ponga patas arriba, llegará el momento mágico o la forma de encontrar la solución para que el espectáculo siga adelante. La aparición de Peter Dinklage (cómo me gustó este actor cuando le descubrí en «Vías cruzadas» de Tom McCarthy) me encanta y me hizo reír un montón su enfado.

    Beso
    Hildy

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  7. Te lo dije, Hildy querida, que te iba a encantar.
    Por cierto que me decidí a volver a verla después de muchos años de descubrirla porque recordé esa escena de Peter Dinklage. También me gustó Vías cruzadas, cosas que ocurren en un vagón varado que sin embargo apenas recuerdo, tendré que remirarla.
    Un besazo!

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