Por amor al arte. El amor en su lugar (Love Gets a Room, Rodrigo Cortés, 2021)

En el gueto de Varsovia llegaron a estar recluidas unas 400.000 personas en los días de 1942 en que pudo suceder lo que representa El amor en su lugar (Love Gets a Room, Rodrigo Cortés, 2021) poco antes de que empezaran las deportaciones masivas que con destino al campo de exterminio de Treblinka lo dejaran hecho un solar casi inhabitado dos años más tarde. Antes de convertirse en humo y cenizas, la desgraciada población judía allí confinada sufrió un lento agonizar de su condición humana y civil, pero durante algún tiempo fue posible mantener en funcionamiento instituciones destinadas al ocio y la cultura. No se me olvida un pensamiento de Adam Czerniaków, primer líder del Consejo Judío  o Judenrat, institución de la que por cierto se hace buena chanza en el musical que vertebra nuestra película. Este hombre justo hizo todo lo posible por mejorar las condiciones de vida de su pueblo en el gueto tras su establecimiento en 1940 y después, cuando empezaron las deportaciones, imagínense su desgarro al tener que listar y disponer para el transporte a los 6.000 habitantes que cada día partían en los trenes hacia la muerte, y dedicar las restantes horas del día a procurar a los que quedaban una antesala del exterminio mínimamente soportable y en lo posible civilizada. Su diario, que termina el día en que decidió quitarse la vida por ver que sus gestiones no lograban ya detener para ninguno de sus semejantes la máquina genocida de la autoridad alemana, es el testimonio más autorizado y calmado de aquel tiempo de pesadilla. En él comenta, por ejemplo, que hay que desvivirse por que los niños que vivirán solo unas semanas más sigan yendo al colegio, que han de seguir aprendiendo sobre un mundo que no van a conocer porque eso da más sentido a sus breves vidas y agrava el crimen de su eliminación.

Rodrigo Cortés no cuenta nada de esto en su película, aparte de mencionar un par de cifras. No es una película que hable del Holocausto ni quiera adentrarse en cuestiones históricas. El gueto de esta cinta consiste en unos alemanes peligrosos de gatillo suelto, un hambre que todo el mundo tiene y un frío en forma de vaho -digital y se nota, por cierto- que se exhala en exteriores. De ese frío, de ese hambre y de esos alemanes hay que escapar, y nada más. El gueto en sí, de hecho, solo lo vemos en un manierista primer plano secuencia larguísimo, de 11 minutos, que nos lleva de las calles atestadas de la Varsovia judía hasta el telón que se alza en el teatro Femina, del que ya no saldremos más. La misma artificiosidad de ese plano secuencia -que es falso, tiene varios cortes como el director ha explicado en entrevistas promocionales- sirve de distracción visual de la miseria. Cortés aprovecha estos minutos iniciales para homenajear a El pianista (The Pianist, Roman Polanski, 2002) calcando prácticamente una escena suya, y llevarnos al teatro de la mano de Stefcia, protagonista de la historia interpretada por Clara Rugaard. Que un filme muestre las calles del gueto de Varsovia y logre obtener una calificación por edades de +7, o como se diga, lo dice todo. Rodrigo Cortés es un tipo listísimo. Por eso ha hecho una gran película, la mejor de su trayectoria hasta el momento sin duda alguna. 

El amor en su lugar es el nombre traducido de una obra escrita por Jerzy Jurandot en 1942 y representada entonces en el teatro Femina, donde sucede la trama. Los textos que de la obra se interpretan sobre el escenario de la película, asegura Cortés, se corresponden con el original, que consiste en un típico triángulo -perdón, cuadrado- amoroso que sirve de marco para satirizar las penosas condiciones de vida del gueto que por aquel entonces se volvían definitivamente insoportables, cuando el hambre ya dejaba cientos de cadáveres al día en las calles -nadie tenía dinero para servicios funerarios y por eso se dejaban los muertos en la acera, para que los recogiera el Judenrat-, por imperativo legal vivían al menos 7 personas en cada habitación de cada casa y los alemanes dejaban entrar al barrio cercado los alimentos correspondientes a 192 calorías por habitante y día. En estas condiciones, sin embargo, el teatro se llena cada día. Y hay una compañía, igualmente hambrienta y condenada como ellos, que cada día representa su función procurando terminar antes del toque de queda. La película cuenta el desarrollo de un dilema que sucede entre cajas, donde se reproduce de alguna forma el desbarajuste amoroso de la comedia que se representa y en el que surge la oportunidad de que dos personas puedan huir del gueto. Quiénes aprovechen esa oportunidad y por qué motivos será el núcleo de una trama simple en la que al final alguien toma una decisión como podría haber tomado otra, pero no es la resolución del caso, creo yo, lo que más importe ni para quien ideó la película ni para quienes la hemos disfrutado. 

El tejido emocional de las relaciones humanas de los personajes, a pesar de lo que cantan al amor las inspiradas canciones que para la ocasión ha compuesto Víctor Reyes, no son el corazón de El amor en su lugar. Como el mismo Cortés ha dicho, su intención ha sido sumergir al espectador en una experiencia sensorial. Se trata de que empaticemos con los protagonistas haciendo todo lo posible, desde el punto de vista técnico y narrativo, para que vivamos el contraste permanente que en los 100 minutos de sus vidas que compartimos -el magnífico montaje, lo mejor de la película, devuelve un aparente tiempo real– viven entre la comedia musical que interpretan para el público y el agónico drama personal que sufren cuando salen de escena, tras el escenario. Aquí, en las bambalinas, todo es oscuro y mustio, tan oscuro que me pregunto cómo quedarán en pantalla doméstica muchos de estos planos, mientras que en el escenario hay una atrevida luz colorida, que combina con las sonrisas y los bailes que solo ahí, por amor al arte, se atreve a exhibir alguien en ese barrio deplorable. Según Cortés se dedicó el 80% del tiempo de producción a preparar, ensayar y rodar las escenas del musical, para lo que además fue necesario contratar a actores preparados para bailar y cantar en directo, que es como se grabaron sus voces. Desde luego que ese trabajo de ensayo y casting mereció la pena. Lo que sucede en el escenario del Femina siempre es más interesante que lo que pasa en sus tristes pasillos, y Cortés ha logrado que la transición entre ambas atmósferas sea perfecta. Nos lo creemos, a pesar de que los actores sean desconocidos, a pesar de que algún diálogo sea recargado o reiterativo, a pesar de que alguna subtrama roce lo inconcebible y a pesar del abuso de la steadycam y de la ausencia de profundidad de campo, rasgos del audiovisual contemporáneo que espero que en el futuro no perjudiquen a la película y la hagan caer del lado de la hortera artificiosidad  visual de comienzos de la era digital que no ha lastrado la obra vista a finales de 2021.

Rodada en inglés y con actores y actrices extranjeros, sin el apoyo fuerte de ningún grupo mediático ni plataformas de pago, estrenada a final de año poco antes de que un aluvión de blockbusters que la pandemia pospuso junto a las habituales tonterías navideñas se hagan con cada sala del país, con dos magras nominaciones de consolación a los Goya y una distribución escasa en su estreno, parece que el recorrido en taquilla  de El amor en su lugar fue breve y a lo peor no muy fructífero al menos en España, lo que me parece una lástima. Ojalá que el boca a boca, las justificadas buenas críticas y una inteligente exhibición en otros países deje beneficios y permita que Rodrigo Cortés siga en la brecha del gran formato. 

Y es que debe gustarnos El amor en su lugar. Aparte de sus evidentes virtudes cinematográficas que no he sabido glosar, me temo, hay algo en ella que la hace merecedora de respeto y trascendencia: los personajes de la comedia que se representa en el escenario del Femina, -que es ficción- viven un dilema que solo tiene sentido en una vida con futuro, mientras que los actores que encarnan a esos personajes viven un dilema que solo puede darse en una vida sin perspectivas, sin futuro, pero que exige ser resuelto. Lo que es rutina de la vida normal -escoger entre dos caprichos amorosos- es irrealizable y lo inconcebible -morir o amar- es el presente que hay que resolver y organizar. Lo que podía ser y lo que nunca será forman una suerte de círculo hermético en el que caben un cuadrado amoroso y una línea recta que se traza uniendo dos puntos alucinantes: el pasado de una ficción que fue, esa obrita del teatro Femina, y el presente de esta película tan especial hecha por amor al arte, espero que no en todos los sentidos de la expresión.

(Artículo publicado originalmente en el nº 321 de la revista Versión original dedicada al cine español de 2021)

Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España.

4 comentarios sobre “Por amor al arte. El amor en su lugar (Love Gets a Room, Rodrigo Cortés, 2021)

Agrega el tuyo

  1. Hola tocayo

    Se han hecho tantas obras sobre aquel periodo -y las que quedan- que es posible que estemos un poco saturados. Por lo que cuentas parece un cruce de caminos entre «El pianista» y «Ser o no Ser»; con Rodrigo a los mandos no es ningún demerito. ¡Qué buenos sus artículos en «aquél» periódico!

    En tu arranque ya hay un plano «paralelo» entre Varsovia y otra pelí actual que es muy difícil que acabe bien; ya se sabe, la historia se repite. Y, casi siempre, para peor.

    Un saludo, Manuel.

    Pd. No sé si viste la mini-serie «Nuestros padres, nuestras madres» cuando la pasaron por rtve con el más rimbombante nombre de «Hijos del Tercer Reich». Merece la pena aunque, desde luego, es muy diferente a esta «Love Gets a Room» (extraño nombre, a mi me suena a «Love for Sale» (no sé si me explico)).

    Me gusta

    1. Hola tocayo,

      lo de cruce entre El pianista y Ser o no Ser… Pues tienes toda la razón en que es lo que parece, pero en realidad yo te diría que no, porque le falta o no requiere la bien producida solemnidad de la primera y la infinita inteligencia de la segunda. No es que sea un punto intermedio entre ambas, sino otro lugar que sucede en parecidos lugares.

      Creo que vi el primer capítulo de aquella serie, no recuerdo bien… o Quizá los tres que creo que eran pero se me han olvidado. Love gets a room es un título a la vez tonto e inteligente, porque no señala lo que vende pero se corresponde, si no recuerdo mal, con la obra de teatro que se representa, así que está puesto con perdonable criterio espiritual.

      Un saludo Not for sale, tocayo.

      Me gusta

  2. Querido Manuel, ya comentamos lo que nos había provocado esta película de Rodrigo Cortés. A mí es un largometraje que me gusta mucho por un montón de motivos que tan bien has desglosado en tu buen artículo. Me quedan claros tus más y tus tan bien articulados menos, pero también que El amor en su lugar es una película que merece la pena ser vista. Está maravillosamente contada y es muy hermoso cómo se conjugan tres niveles narrativos con una naturalidad genial: somos testigos de todo lo que ocurre entre bambalinas, disfrutamos con la representación y asistimos al patio de butacas.

    He disfrutado mucho leyéndote.

    Beso

    Hildy

    Me gusta

    1. Pues sí, querida Hildy, es una muy buena peli pero creo que perfectamente olvidada. La verdad es que se me escapa lo que pasa con Rodrigo Cortés. Aunque tiene sus cosas está claro que es un director más que capaz, pero si lo piensas bien ha sacado muy pocos proyectos adelante y buena parte de ellos cargan con esta etiqueta rara de buena película que no ve nadie, o que nadie recuerda, Buried aparte.

      En fin, cosas veredes.

      Un besazo.

      Me gusta

Replica a Hildy Johnson Cancelar la respuesta

Crea una web o blog en WordPress.com

Subir ↑

Capricho Cinéfilo.

Blog de Fernando Usón Forniés sobre análisis cinematográfico.

Diccineario

Cine y palabras

Pre-Code.Com

Celebrating Pre-Code Hollywood, 1930 -1934, when movies were sexy, smart, complex and a hell of a lot of fun.

sin sentido

opiniones irrelevantes sobre cine y otras cosas

Movies Silently

Celebrate Silent Film

Japanonfilm

beyond Kurosawa, ninja, and Godzilla

cinelibrista

Cosas de libros, cine y series

Insertos Cine

Estrenos, críticas, comentarios de cine y algunas notas sobre las visiones

Cine hasta el amanecer

"Un mundo nuevo no es más que un nuevo modo de pensar"

Esbilla cinematográfica popular

"Forgotten, but not gone"

La mano del extranjero

Blog sobre ficciones del cine, la literatura y el cómic

elcriticoabulico

Crítica de cine informal pero esmerada

39escalones

Reflexiones desde un rollo de celuloide

El blog de Hildy Johnson

Simplemente, un blog "de cine"

El Testamento del Dr. Caligari

Web dedicada al cine mudo con reseñas de películas, curiosidades, crónicas del Festival de Pordenone e información sobre Charles Chaplin, Buster Keaton, F.W. Murnau y todos los grandes cineastas de la era silente.

El Gabinete del Dr. Mabuse

Blog de reseñas cinematográficas