
Llama la atención la complejidad de la historia que cabe en los 63 minutos que dura El héroe de Tokio. Los acontecimientos se suceden uno tras otro sin que haya pausas apenas o escenas de reposo y contemplación. Es algo, por otra parte, común en estas últimas películas mudas de Japón, que parecen querer compensar con la acumulación de enredos y golpes del destino la falta de diálogos. Es además una película muy oscura y de interiores, teniendo en cuenta que hablamos de Shimizu. No hay apenas acción en el exterior, lo que por cierto provoca que, siendo una gran obra, muy cinematográfica y genuina, sea de las que he tenido la oportunidad de ver la “menos Shimizu”. Apenas hay carreteras, no hay mundo rural, es un drama de clase media-alta, todo es muy serio…

Ello no evita sin embargo que sea un filme con buenos hallazgos visuales -otra seña del cine nipón de estos años- usados eso sí con moderación y sobriedad, huyendo de formalismos que distraigan de la historia. Entre ellos destacan algunos casos de esa disolución de los personajes tan característica de la obra de Shimizu, que es un recurso que no ha prosperado pero que a mí particularmente me parece hermoso y evocador.
Y hay por supuesto lecciones morales, dilemas y los típicos reveses del destino y lecciones del tiempo para quienes no saben estar a la altura o comprender los motivos de los demás.
Por desgracia creo que es imposible conseguir los subtítulos de esta película, o al menos yo he sido incapaz de encontrarlos, así que, ya que está en youtube, he redactado el argumento al completo siguiendo el orden de los acontecimientos a partir de su visionado sobre la narración en inglés que William M. Drew hizo para midnighteye.com en 2004. Un artículo por cierto imprescindible para conocer y entender la etapa muda de HIroshi Shimizu. Dejo pues el argumento debajo del reproductor, para quien quiera ver la película y disfrutarla con esta ayuda.
Kanichi Nemoto es el hijo de un hombre de negocios viudo, y pasa el día a solas con una criada, pues su padre llega tarde cada noche. Aunque este se hace pasar por un respetable ejecutivo, regenta en realidad una empresa dedicada al fraude y estafa de inversores ingenuos. E Sr. Nemoto decide un buen día buscar esposa a través de un artículo de prensa, describiéndose a sí mismo como un acomodado hombre de negocios. Responde a este anuncio una viuda con dos hijos: Hideo y Kayoko, y forman entre todos una familia que durará poco, pues los negocios fraudulentos del patriarca son descubiertos y este desaparece, desentendiendose de su hijo y de su nueva familia. Su mujer, acosada por los acreedores y la policía, se ve obligada a renunciar a la vida burguesa y se traslada a vivir a un pobre apartamento con los tres hijos. (12’) Como se ve obligada a buscar sustento, la Sra. Nemoto acaba comprando un bar que encubre un negocio de prostitución que sin embargo la madre oculta a sus hijos, haciéndoles ver que es un negocio honrado donde se relajan los hombres de negocio tomando una copa al salir del trabajo.
Tras una elipsis de 10 años, la familia ha vuelto a vivir desahogadamente en una casa de las afueras, y todo parece ir viento en popa, pues los dos hijos, Kanichi e Hideo, son estudiantes prometedores y la hija, Kayoko, está a punto de casarse.
Sin embargo, apenas terminan los esponsales el destino vuelve a cebarse con la familia: los hermanos del marido de Kayoko descubren la naturaleza ignominiosa de los negocios de su suegra, y por ello se rompe el matrimonio. (20’) El eco del escándalo alcanza también a su hermano de sangre, Hideo, que es abandonado por su novia. Aunque su madre le insiste en que todo son invenciones y que debe confiar de ella, finalmente la descubre en el bar (28’) y se marcha de casa. Quedan pues solos la Sra. Nemoto y su hijastro Kanichi, que a pesar de todo parece ser comprensivo con ella que, por cierto, vende su negocio.
Otro destello de alegría llegará con la graduación de Kanichi, que enseguida empieza a trabajar como reportero. Paseando por Tokio en busca de una historia se encuentra con una fila larguísima de interesados en invertir en “Minas de oro Manchuria-Mongolía”,(37’) pero un compañero le dice que mejor procure entrevistar a una estrella de revista musical. Aunque no consigue la entrevista, le conduce a seguir a una misteriosa mujer que pasea por el barrio de Ginza. Cuando un día llega al apartamento de esta misteriosa mujer resulta que es su hermana, Kayoko, que se dedica a la farándula. Por ella sabe que Hideo está metido en una banda mafiosa, y aunque ambos desean ver a su madre, no se atreven finalmente a dar el paso, avergonzados por su condición (49’30”)
Más tarde Kanichi es avisado de que ha habido una pelea entre bandas, y que su hermano ha recibido una paliza letal. En el hospital, Hideo le confiesa antes de morir que peleó por negarse a trabajar para la empresa de las minas de oro, pues ha sabido que es su padre, el desaparecido Sr. Nemoto, quien está tras ella.
Kanichi arregla un encuentro con su padre, y tras preguntarle por sus negocios le abronca y humilla ante sus empleados por sus actos pasados. Además saca a la luz sus actividades en su primer gran reportaje para el periódico (59’15”)
Su madrastra, sin embargo, no está contenta con este reportaje, cree que su padre tiene derecho a ser perdonado, y él le contesta que es él quien debe pedir perdón. Después de esto se marcha a su cuarto y cuelga en la pared un retrato infantil que hizo de Hideo cuando eran niños, y queda junto a la ventana, por la que se ve a un repartidor de periódicos que va dejando por todas las casas del barrio ejemplares con la historia.
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