
Cuando hace unas semanas empezó el runrún del estreno de Mank, y leyendo sobre ella y su temática metafílmica y demás, surgió de una estupenda crítica en El Antepenúltimo Mohicano que comparto casi al completo (y es por esto que esta anotación será breve) el nombre del anterior film de Fincher, Perdida (Gone Girl, 2014) y me extrañó muchísimo no sonarme de nada. ¿Cómo puede ser que no la haya visto y que ni siquiera me suene su existencia? me dije como admirador a ratos que soy del director de Se7en o como se escriba. Y hete aquí que me hice con ella y como a la media hora caigo en la cuenta de que no solo la había visto, sino que la había visto en pantalla grande -esto en mi caso es algo excepcional, vivo en ciudad pequeña, con solo un pequeño multicine de estrenos palomiteros- y, manda narices, no lo recordaba. Pero es que la estaba viendo -quienes sí la recuerden entenderán esto mejor- y era incapaz de adivinar por dónde iban los tiros hasta que la misma peli ponía las cartas boca arriba.
Me quedaron ganas entonces, hace un par de semanas, de escribir una entrada sobre esto, sobre cuáles serían las causas de que se haya borrado de mi mente una peli bien hecha e interesante y con pirueta argumental y todo, que eso siempre ayuda. No escribí nada porque ando fatal de tiempo, pero, ahora que he visto Mank, me han dado ganas de volver al tema.
Porque, tras ver anoche el estreno de Netflix, pensaba esa mañana… Lo único que recordaré de esta película es que la llama de la chimenea de Hearst parece estar hecha digitalmente, puro CGI bastante cantoso, además, lo mismo que la luz de las farolas del exterior y muchos halos que hay por todas partes en otros momentos de la historia. Eso es lo que va a quedar en mí de ella. Y se me venía a la mente esa expresión que titula un delicioso libro de Rafael Argullol, Maldita perfección. Y pensaba en que algo así pienso cada vez que termino de ver una gran producción de estas plataformas, que algo así me ocurrió con Roma.
Volviendo a Mank, me ha sucedido con ella que sin parecerme la repanocha sí que creo que cumple con todos los estándares de calidad. Todo el mundo actúa bien, la puesta en escena estupenda, el guión, con sus cosillas, tiene su miga y su historia y además el tema para mí es atractivo de suyo. Entonces, ¿qué es lo que falla? o mejor dicho, ¿qué es lo que no falla pero hace de Mank una película tan poco memorable? Pregunto una y otra vez lo mismo, esta entrada se va improvisando y es escritura casi automática y la respuesta se me ocurre que es ese fuego mierdoso hecho por ordenador. Pienso que el hecho de que todo lo demás sea tan visualmente perfecto es lo que hace que se me vayan los ojos a esas llamas de pichiglás. Tengo la impresión de que Mank es una peli devorada por su continente. La forma opaca al fondo. Porque el fondo -la historia, la miga, los personajes- es correcto, pienso, y me parece que en un formato más humilde y arriesgado quizá la película, sin haber llegado a obra maestra, hubiera podido ser memorable. Se me viene como ejemplo de esto que podría haber sido Dioses y monstruos, en ese nivel podría haber quedado, en el de una película clásica y correcta en su producción que gana con el tiempo y se aposenta en el espíritu de quienes la ven.
Las películas memorables de Fincher lo son porque sus historias son especialmente potentes, basadas además en presupuestos argumentales estrafalarios pero bien resueltos narrativamente. Pienso en Seven y El Club de la lucha, The game, que a mí me gusta, y con menos pasión en El curioso caso… Sin embargo en Mank, a pesar de lo interesante -para mí- del tema, no hay nada extraordinario que se fije con tanta fuerza en nosotros que no sea el lustre de la reproducción digital del pasado, o las composiciones de plano llamativas y, en fin, todo el aparato visual tan caro como convencional y poco sorprendente.
Lo dejo ya, que me da pereza seguir escribiendo. He leído por ahí que las películas de Fincher requieren más de un visionado para su plena comprensión y disfrute. Algo así me pasó a mí con Zodiac, que a la segunda creo que le cogí el tranquillo. Me daré unos meses para volver a Mank, y si he de desdecirme espero tener tiempo para venir y confesarlo.
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