Hace unos minutos apenas que he vuelto a ver, debe ser la quinta o sexta vez, Mulholland Drive, obra maestra de David Lynch. Como es sabido, al igual que ocurre con otras cintas del maestro, hay que echar mano, tras verlas por primera vez, de algún creador de contenidos que haya dejado en la red alguna guía útil de supervivencia en el entramado de realidades, símbolos, puertas dimensionales y estados de conciencia reales o recreados que componen muchas de sus historias. Otro día quizá hablemos de esto; ahora lo menciono porque lo que me ha animado a volver a este Hollywood onírico es haber descubierto, hace un par de días, la obra de Maya Deren, y en especial su cortometraje más recordado, Meshes of the Afternoon, que rodó junto a su marido de entonces, 1943, Sasha Hammid, aspirante a cineasta como ella, también en un Hollywood soñado y soñador cuyos límites no estaban delimitados, sin embargo, por una carretera de 50 millas, que eso es Mulholland Drive, sino por la valla de una sencilla casa angelina al alcance de cineastas experimentales de paso por la meca del cine.

Meshes of the Afternoon me devolvió a Mulholland Drive y al Lynch más críptico en general. Pero no solo eso. También me hizo pensar en cuántas de sus imágenes me evocan cosas posteriores, siendo un humilde corto rodado en casa, quizá en un par de días o tres, en silenciosos y granulados 16 milímetros. Además de su aparente trama, que luego comentaré, ahí están ideas que hoy se han convertido en recursos fáciles para alargar sagas, o estirar argumentos improbables. Me refiero a los multiversos, las personas multiplicadas, las líneas temporales escindidas. Todo eso está ya, seminal, en este Falso despertar de una mujer adelantada, muy adelantada a su tiempo. Tanto fue así que no quiso ni alcanzarlo, pues murió demasiado joven, en 1961, con solo 44 años.

Uno se sorprende viendo los cortometrajes de Maya Deren en los que la vemos a ella. Parece posterior a sí misma. Además de su belleza natural, tenía una imagen peculiar que no pertenecía a su tiempo. No solo era el pelo rizado que no se molestaba en domar. Su modo de moverse, de mirar a la nada, de callarse y de morir, no tiene nada que ver con la languidez bobalicona o la altivez impostada que caracterizó a tantas actrices de su tiempo. Realmente, ahora que lo pienso, es un error considerar a Maya Deren actriz, porque en sus cortometrajes no interpreta personaje alguno, sino a sí misma despojada de su identidad cotidiana. Lo que refleja perfectamente su carismática fotogenia es que fue una mujer fuera de lo común. Curiosa hasta la extenuación, creativa por naturaleza y empeñada en crear nuevas imágenes y formas de representar lo que no se quiere dejar imprimir en celuloide: los sueños que traen la muerte, los movimientos de la danza y los rituales vudús, entre otras cosas.

El cine europeo de vanguardia, que en los 20 tuvo su momento de esplendor, vivió un resurgimiento tenue en EEUU a mediados de los 40. Muchos de los creadores que habían hecho en este lado del charco películas dadaístas, surrealistas, abstractas, etc, como Hans Richter o Man Ray, se fueron o se volvieron a hacer las américas, como tantos artistas e intelectuales, y allí se aposentaron con mayor o menor fortuna. Con ellos trató Maya Deren de tomar contacto, consciente como era del arsenal creativo que traían consigo. De hecho empezó a rodar un cortometraje con Marcel Duchamp, pero por motivos que desconozco el proyecto no salió adelante y solo quedan unos planos sin montar. En cualquier caso ella tenía muy claro que su terreno no era el del cine comercial por lo que, influida sobre todo por el surrealismo, se dispuso a rodar, junto a Sasha Hammid, Meshes of the Afternoon. Cuenta este su marido de entonces que él, que ya había hecho sus pinitos con la cámara antes de huir de la República Checa, se encargó de la fotografía y parte de la puesta en escena pero que las ideas, la “historia”, eran de Maya. Se atribuya el mérito a quien se atribuya, de lo que no cabe duda es de que estamos ante una pieza cinematográfica magistral. Un derroche de creatividad, imaginación y capacidad de sorpresa sin que ni por un segundo se nos escape de los ojos lo que hay. A pesar de su rareza experimental, aquí no hay nada de los plomizos recrearse en planos decorativos ni un montaje improvisado ni poca calidad fotográfica. Todos estos defectos técnicos que suelen empañar la mayoría de los bienintencionados proyectos experimentales que cada año afrontan miles de estudiantes y aficionados al audiovisual no están. Esta es una buena película, bien hecha, bien planificada, bien montada. Humilde por supuesto -decía Maya que ella hacía una película con lo que las majors invertían en pintalabios para sus producciones- pero hermosa, creativa y bien terminada.

Antes de dejarles con ella les recomiendo que vean más cosas de Maya Deren. Afortunadamente es fácil encontrar su cine en youtube y otras plataformas. Por ejemplo está casi en el mismo nivel de genialidad At land, y personalmente me encanta este cortometraje casi abstracto de bailarines negativos flotando en el espacio. Para conocer mejor su figura tienen en Filmin un mediometraje documental español, curiosamente, Maya Deren, Take Zero (Gerard Gil Fargas, Jaime Ballada Larrasa, 2012) con intervenciones de Jean Rouch, Jonas Mekas y un ya muy viejecito Shasa Hammid. Mucho más completo es otro largo anterior, In The Mirror Of Maya Deren (Martina Kudlacek, 2003) que se encuentra subtitulado en español aquí.
Un falso despertar dura algo menos de 15 minutos y se estrenó sin sonido, aunque posteriormente se le añadió una atractiva banda sonora de Teiji Ito para exhibirlo junto a otros cortos en las charlas y clases magistrales que Maya daba en institutos y escuelas de cine. Yo dejo aquí la versión sonorizada primero, en enlace a vimeo que se ve algo peor, y también la silenciosa restaurada a continuación.
https://vimeo.com/groups/fms620/videos/244935200
Es inútil buscar una trama coherente porque no la hay. Simplemente sabemos que una mujer vuelve a casa, aparentemente agotada o triste o temerosa de algo, y se duerme y sueña con que vuelve a casa ella misma, o una sombra negra con un espejo por rostro, y que esa otra ella, o esa sombra, y otras transfiguraciones suyas que aparecen, traen la muerte en forma de cuchillo o de llave ¿Recuerdan la llave azul de Mulholland Drive? Un teléfono descolgado, un tocadiscos que no oímos pero se ha de desconectar. Una flor que viene de un brazo postizo y llega hasta el vientre quizá seco, quizá ansioso, que tapa un vestido blanco. Tres mujeres iguales se reconocen sin conocerse. Un hombre llega pleno de deseo y tendrá que volverse a esa nada que es Hollywood más allá de la valla de su casa pobretona pleno de dolor y de vacío.


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Hola tocayo
No tenía ninguna idea de la existencia de Maya Deren pero, una vez visto el corto, está claro que tenía dos «junglas indomables» en la cabeza: su pelo y un montón de ideas en ebullición. Con pocos elementos -y muchas sombras- monta una historia que engancha. Mención especial para el trío flor-cuchillo-llave que -cada uno arrima el ascua a su sardina- a mi me lleva al piedra-papel-tijera.
Vaale; también es reseñable ese momento que parece ir a caer en manos de la autoexploración pero… !la vence el sueño!
Un saludo, Manuel.
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Hola tocayo,
te confieso que yo tampoco sabía de ella hasta hace bien poco. La descubrí preparando una pequeña charleta sobre cine surrealista del que lo mismo traigo alguna otra curiosidad en el futuro. En el cine experimental hay demasiado ruido y escasas nueces, pero esta mujer es otra cosa, y en los pocos minutos que nos dejó demuestra que estaba más que preparada para pasar a la Historia del cine. Lo que pasa es que su Historia quizá no fuera la del cine, sino otra con forma de cuchillos, papeles, tijeras, flores y pelos encrespados.
Me alegro mucho de que te haya interesado verla
Un abrazo, Manuel.
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Qué grandísimo descubrimiento ha hecho, amigo Manuel. Maya Deren es una cineasta excepcional, incluso si uno la contextualiza dentro de todo lo que se había hecho ya dentro del cine surrealista o vanguardista tiene una forma de encarar el cine única y muy especial, sus películas tienen una belleza muy peculiar y una sensación de misterio que no se desvanece ni revisionándolos.
Es muy oportuno que la haya recordado después de revisionar el cine de David Lynch. Me fascina cómo Lynch ha logrado triunfar incluso entre un público cinéfilo poco dado a cine experimental, y le aplaudo por ello, pero eso también conlleva que a veces uno lea a gente atribuyéndole méritos que le sobrepasan, como si fuera el primer cineasta que hiciera películas «sin sentido». Es normal, porque si uno no sale del ámbito del cine que consumimos mayoritariamente en nuestra sociedad los filmes de Lynch parecen como algo venido de otra galaxia. Pero si uno se pone a rascar en el pasado es muy fácil dar con los precedentes, y yo siempre he pensado que Maya Deren es uno de los más obvios.
Me ha recordado que hace siglos que me recomendaron el documental de In the Mirror of Maya Deren y lo mucho que me cuesta ponerme a ver documentales. A ver si le pongo remedio…
Un abrazo.
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Mi querido Doctor,
el documental de Maya Deren tiene su interés, puede usted verlo si quiere, pero al fin y al cabo solo detalla rutinas y anécdotas biográficas de una mujer que tuvo una vida a fin de cuentas menos glamurosa o exótica de lo que hubiera querido. Era alguien especial, posiblemente insoportable, en todo caso extemporánea, pero auténtica, inteligente, viva e intemporal.
Es verdad que he hecho un gran descubrimiento, y que David Lynch, a pesar del genio, algo vive del cuento. Menudo ripio.
Un abrazo, pero no al despertar.
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Más de una vez he disfrutado de este corto de Maya Deren, pero nunca he ido más allá de su creadora. Creo que una de las veces fue en un museo en Ciudad de México en una macroexposición de mujeres y surrealismo. Otra en un curso de cine, otra por la libre, luego por la serie de Mark Cousins de mujeres directoras… Y lo curioso es que siempre me he sentido atrapada por esas imágenes… y esa llave misteriosa. Y siempre imagino mil cosas diferentes ante su visionado. El diálogo entre Maya y David… qué cosa más brillante.
Beso
Hildy
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Pues Hildy, no harás mal perdiendo unos minutos viendo otros cortos suyos. El más interesante es At Land (arriba lo enlazo) que está casi al nivel de este. Luego los demás que tiene suelen tratar sobre danza, el movimiento, etc, porque ella fue bailarina frustrada, si no recuerdo mal, pero le apasionaba ese mundo.
¡Un superbesazo!
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