¿Dónde están los sueños de mi juventud? (Seishun no yume imaizuko, Yasujiro Ozu, 1932)

Cuando estábamos rodando He nacido pero… un niño se hizo daño y tuvimos que suspender el rodaje. En ese descanso rodamos esta película […] Ahora, al pensar en ello, veo que en aquella época yo también rodaba cuatro o cinco películas al año, y no me parecía sin embargo un ritmo muy exagerado.

Por muy rápido que Ozu rodara en aquellos tiempos, me temo que esta declaración suya sea una pequeña exageración, a no ser que el niño se partiera la pierna por diez sitios. Quizá es más plausible lo que dice Kogo Noda (citado por Antonio Santos) al respecto. Y es que ciertamente el rodaje fue apresurado pero se debió al mal resultado que dio otra película hoy perdida, La primavera llega para las señoras (Haru wa gofujin kara), de presupuesto ambicioso, cuyo fracaso se quiso compensar con otra dramedia de estudiantes, que eran un valor seguro, y así nació ¿Dónde están los sueños de mi juventud?

Su comienzo es prácticamente idéntico al final de He suspendido pero… Aunque los actores sean distintos y por supuesto no hay aquí la intención de construir una saga ni nada por el estilo, la sensación es que lo que sucede en esta historia es una de las continuaciones posibles de aquella. Allí teníamos a un grupo de estudiantes tarambanas, incapaces de graduarse, que se consuelan con animar a los demás con sus espantosas coreografías, y aquí tenemos a un grupo de estudiantes incapaces de graduarse que hacen una espantosa coreografía para los demás. Uno de ellos, Tetsuo (Ureo Egawa) prefiere sin embargo aplicarse en sus lecciones de economía, aunque es muy torpe y probablemente suspenda lo mismo que sus compañeros de juerga. Todos ellos desperdician cada minuto libre jugando al shogui, y por supuesto en los exámenes urden todo tipo de tretas para copiar. Sin embargo, Tetsuo no tendrá que terminar su prueba final sobre las teorías de Adam Smith y David Ricardo… Porque su padre está a punto de morir, y ahí terminan sus estudios. Su padre, que ha sufrido un derrame cerebral fatal, era un borracho tarambana al que su hermano tenía colocado como director de la empresa familiar, Horino. El padre finado ayudaba a su hijo a sortear las propuestas matrimoniales del acaudalado tío haciéndolo pasar por borracho, ladrón y maltratador -la escena que narra esto es bien graciosa-  pero, ahora que ha muerto, Tetsuo debe abandonar los estudios para hacerse cargo del puesto de su padre en la empresa: director. Con la vida estudiantil deja atrás a Oshige (Kinuyo Tanaka), dulce camarera que le pone ojitos en una cervecería donde pasan el tiempo perdido. 

En la nueva etapa que empieza como directivo de Horino -justo a mitad de metraje- Tetsuo, inútil e inmaduro como es, no es bueno para nada más que perder el tiempo y flirtear con las empleadas. Cuando por fin se ha hecho al traje de directivo se presenta su cuadrilla de amigos a pedirle trabajo. No han podido graduarse y siguien siendo unos juerguistas, pero como Tetsuo no les anda a la zaga les facilita las respuestas de la prueba de acceso, y así se convierten en empleados suyos. A partir de este momento lo que había sido una amable comedia estudiantil se convierte en un melodrama entreverado de cine social, y es que Tetsuo tiene que enfrentarse por un lado al trato distante que le ofrecen sus amigos, rebajados a una humillante inferioridad de clase respecto a él, y por otro lado cuando se atreve a pedirle matrimonio a Oshige resulta que esta ya le ha concedido la mano a uno de los amigos, Saeki, (Tatsuo Saito) por pena, visto lo deprimente de su situación, pero también convencida de que es lo mejor para los dos. No diré cómo se resuelve el entuerto -bueno sí, a base de tortazos que harían sonreírse a Joe Pesci – pero, de nuevo, un tren se lleva en los planos finales a esa pareja feliz.

Aunque parece probado que ¿Dónde están los sueños de mi juventud? se rodó en un santiamén, quizá no más de una semana, demuestra que en estos tiempos Ozu ya era un hombre sutil y minucioso en la preparación de la puesta en escena. Destaca mucho en esta cinta lo cuidada que está la composición y la dirección artística. Cada plano está pensado y resulta visualmente armónico o llamativo, y los objetos inertes empiezan a adueñarse del cuadro, serenando con su volumen las expresiones emocionales de unos actores menos histriones que en anteriores estrenos. De hecho visualmente cuesta menos atribuírsela a Ozu que He nacido pero…, aunque aquella fábula infantil sea más memorable por su estructura y profundidad. 

¿Dónde están los sueños de mi juventud? es otro dakusei geki, otra historia de estudiantes como las vistas antes, y no llega a despojarse de las puerilidades que acarrea el subgénero, ni de la reiteración de gags ya manidos por más gracia que tengan, como los dedicados a las artimañas para copiar o ligar con camareras. Sin embargo en este caso, y sobre todo al final, la atmósfera del filme es extremadamente melancólica. De hecho el mismo título evoca esa melancolía que se refiere no tanto a un fracaso personal, pues al fin y al cabo a Tetsuo le va estupendamente a pesar de su torpeza, sino a la sensación amarga de que el cambio de escenario vital -de la escuela universitaria al despacho de directivo- le ha supuesto que los demás cambien y se alejen de él cuando él, en el fondo, sigue siendo el mismo. Esta grisura emocional la representa muy bien el personaje de su amigo Saeki, que cuando sabe del amor de Tetsuo por su chica pretende entregársela sin más, como le ha entregado su dignidad ahora que es empleado suyo, y en los puestos más bajos y mal pagados, como por otra parte merece objetivamente. 

El argumento de siempre:  la vida les ha pasado por lo alto. Y no solo la vida, también se han topado con una sociedad en grave crisis económica que, además de terminar con la alegría -por ejemplo la cervecería de Tanaka tuvo que cerrar- profundiza las diferencias de clase y la desigualdad. Con toda literalidad lo muestra Ozu, y lo dice, cuando los amigos le confiesan que se ven obligados a aceptar cualquier empleo en Horino (no me pregunten qué fabrica, pero el nombre es simpático) aunque les suponga la humillación de postrarse socialmente ante el antiguo amigo.

Ozu pasó en estos años una temporada de cierta melancolía, dice por ejemplo que hizo alguna película -como la mencionada arriba, La primavera llega para las señoras– de forma improvisada, sin preparar bien la continuidad. Este estado depresivo parece deberse al intenso estrés al que estaba sometido, como él insinúa en ocasiones, o quizá se debía a circunstancias personales que desconocemos. El caso es que este año 1932 empiezan a oscurecerse sus películas. Se adueñan de ellas, sutilmente, la melancolía, un peculiar nihilismo y el desencanto por el funcionamiento de una sociedad que parece congeniar con la pobreza y acepta la sumisión de clase sin que nadie, ni siquiera los propios guiones por boca de personaje alguno, parezca dispuesto a enfrentar esas situaciones. ¿Dónde están los sueños de mi juventud? comienza aún con un travelling, sigue habiendo bailecitos ridículos, gags a la carta para un público seleccionado, que no selecto, y, en fin, es solo otra película de estudiantes. Se parece mucho a las demás películas de esta primera etapa del cine de Ozu. Pero es como si ella misma fuera un trasunto de la pregunta que la titula, o de la respuesta a esa pregunta, porque la obra misma, su tono, su aspecto, sus leves aventuras formales, la timidez con la que aparecen los carteles extranjeros, parece ser la despedida de una jovialidad fílmica que a lo mejor se diluye al mismo tiempo que los sueños de Ozu de ser director de cine y agotar a la vez la escasa juventud que le quedaba.

Esta entrada forma parte del Especial kanreki de Yasujiro Ozu

Todas las citas literales de Ozu, salvo que se indique lo contrario, están extraídas de La poética de lo cotidiano. Escritos sobre cine de Yasujiro Ozu, traducido por Amelia Pérez de Villar y editado en Gallo Nero.

Si menciono a Antonio Santos suelo referirme a lo leído en su monografía sobre Yasujiro Ozu editada por Cátedra.

Se pueden consultar la ficha de cada película y otros análisis en IMDB, Filmaffinity y Letterboxd.

En inglés se puede leer el análisis técnico de David Bordwell de cada película legal y gratuitamente de su libro Ozu and the poetics of cinema en este enlace.

En Internet Archive hay algunas películas de Ozu que no se pueden encontrar en las plataformas habituales.

Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 España.

2 comentarios sobre “¿Dónde están los sueños de mi juventud? (Seishun no yume imaizuko, Yasujiro Ozu, 1932)

Agrega el tuyo

  1. Hola tocayo
    Hay una cierta «justicia poética»; después de utilizar la enfermedad de los infantes en sus argumentos, es la caída de uno de sus actores la que le empuja a realizar un «recopilatorio de grandes éxitos».
    Y, hablando de «sarampiones», tras ¿quiénes somos? y ¿de dónde venimos? a partir de cierta edad puntúa en tercera posición ¿dónde se fue mi juventud?
    Un «maltratador» en escena graciosa, sopapos a cascoporro, un triángulo no isósceles y realización apresurada. Sólo (con acento, sí se puede) faltan las versiones orientales de Esteso y Pajares.
    Un saludo, Manuel.

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  2. Bueno tocayo, la primera en la frente. Ese «sólo» no seré yo quien te lo corrija, pero en puridad «no se puede», porque la oración en que lo incluyes no es ambigua. Al parecer es solamente en este caso cuando autoriza la RAE que se use la tilde. Saludos tildistas.

    Sobre la pregunta tercera… Cuánta razón tienes, que ya anda en uno en el ecuador y pico de la vida y los achaques se arremolinan. Para compensar, prometo incluir en el futuro alguna paliza más, que siempre hace gracia y todavía quedan unas cuantas en la filmografía del maestro.

    Un abrazo

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