Family Romance LLC (Werner Herzog, 2019)

He leído alguna vez que Werner Herzog es el último romántico. No sé qué pensar, pero sí es cierto que quizá sea el director conocido más sumergido en la visión del mundo del primordial romanticismo alemán. Igual que sus ancestros culturales, ha construido una obra entera en torno a dos de los pilares fundamentales de esa corriente artística e intelectual: uno, la comprensión de la naturaleza como máxima expresión de lo sublime, ese concepto romántico que se refiere a lo que está por encima de lo comprensible para el ser humano, y que sin embargo le afecta y atraviesa bien sea de forma natural (el paisaje, la vida) o bien sea a través del arte y/o la belleza. Otro sostén del ideario romántico es la comprensión de los hechos y de las ideas que los evocan o explican como una lucha de opuestos. Así, el Yo está para superar a lo Otro, la naturaleza está para superarnos a los seres humanos, y la tecnología existe para dominarla a ella… Y el bucle sigue hasta no detenerse nunca, pues la quietud sería el fin de la misma energía que alimenta el cosmos y de la que el romántico, Werner Herzog por ejemplo, parece no saciarse nunca. Y es que este inquieto cineasta es él mismo un ejemplo, en su obra y en su vida, de esta persecución del Todo mediante la disección y el conocimiento de cada una de las ínfimas partes. Por eso ha recorrido con sus filmes el planeta entero y se ha interesado por todo tipo de personas. Curiosidad infinita, insaciable investigación para acabar topándose siempre y certificar mediante su obra, con poética resignación, el vacío de la nada y la paradoja en que todo parece resolverse.

De entre esas oposiciones dialécticas en las que el cine de Herzog se mueve, Family Romance LLC se corresponde con la de realidad-ficción. En el Japón actual Ishii Yuichi dirige una pequeña empresa cuyo nombre es el de la peli, que se dedica a la suplantación de personas reales. Si necesita usted de vuelta un padre que fue a por tabaco y no volvió -este es el papel principal de Yuichi en la película, hacer de padre de Mahiro, una adolescente- o quiere que el padre de la novia sea un señor con clase y no el típico borrachín que va a estropear la ceremonia, pues contrata a Family Romance y por un módico precio Yuichi y sus empleados sustituirán a quien corresponda. Se me vienen a la memoria Familia, de Fernando León, y Alps, de Lanthimos, que parten de la misma premisa. Y también una serie que ponían hace un montón de años en Cuatro, creo que se llamaba los Simuladores o algo así, y que tenía su gracia. 

Pero a Herzog no le interesan los líos y equívocos a que dan lugar estas situaciones imposibles (aunque por lo visto empresas como esta existen en Japón, de hecho esta misma existe y la dirige el Yuichi real) ni tampoco el trasfondo digamos filosófico del hecho de que existan estos servicios. Herzog lo que quiere es dar otra vuelta de tuerca al tema -tan manido en estos tiempos, digo- de la autenticidad frente a la simulación. Hay una escena en la que Yuichi, agobiado por las contradicciones que le está provocando la situación que vive y que son el meollo de la película (que por cierto dejo de lado) visita un hotel en el que unos robots son los recepcionistas y que tiene un acuario donde nadan unos peces mecánicos inquietantes y luminosos. Herzog se recrea en ellos como gusta de hacer a veces cuando da con una imagen hermosa en la que cree que debemos abandonarnos. Durante casi dos minutos nos quedamos a solas con esos ingenios coloridos. Entonces me acuerdo de una de mis cintas preferidas de este cineasta, La cueva de los sueños olvidados, y de sus minutos finales de abandono a la magia de la luz y de la música, en los que se recrea jugando con la iluminación el movimiento soñado por el artista paleolítico que quiso representar animales animados multiplicando sus partes, yendo más allá de lo verosímil para poder reproducir lo que realmente percibimos cuando vemos a los animales reales en movimiento. Esos peces robóticos por otro lado evocan también a los inquietantes cocodrilos albinos con los que terminaba el documental sobre las pinturas de la cueva de Chauvet. Podemos escoger entre las dos caras de la moneda.

Soy de los que gustan muchísimo más de los documentales de Herzog que de sus películas de ficción. Aunque me falta mucha obra suya por ver, me ocurre que mientras que esa mirada romántica suya con la que barniza la realidad me encandila y atrae como al cocodrilo la carnaza, sus obra de ficción se me atraganta en los ojos y en general, -hay excepciones-, me cuesta trabajo disfrutarla. Con esta película me ocurrió que empecé a verla sin saber nada de ella, si era ficción o documental -es un poco las dos cosas- y eso estuvo muy bien, porque me permitió entrar en ella justo por donde se debe hacer: por la pregunta y el cuestionamiento. Toda la película es como un palimpsesto de preguntas que se ven superponiendo unas a otras sin que haya más respuesta que la tibia realidad. El mismo formato del filme y su humildad de producción, pues es una mezcla de documental, reportaje de bodas y corto estudiantil alargado, contribuye a que permanezca el silencio, al final, sobre esas preguntas amontonadas que nadie puede responder ni en el profílmico, que dicen los pedantes, ni tras la cámara ni a este lado de la pantalla. Algunas de esas preguntas:

  • ¿Por qué nos creemos insustituibles?
  • ¿Hay algún vínculo humano sanguíneo o social tan sagrado que no debe ser objeto de simulación? 
  • ¿O por el contrario el vínculo es más puro si el “simulador” lo respeta y atiende como la misma sangre, o la sociedad, lo exige?
  • Cuando estamos con quienes queremos, ¿acaso no simulamos nosotros mismos ser el que debemos ser, y esto es consentido por ellos, que hacen lo mismo con nosotros? 
  • ¿Queremos más y mejor entonces mientras mejor simulamos lo que el otro quiere? 
  • ¿Cómo se las apaña un alemán para rodar una película llevando él mismo la cámara y haciendo improvisar sus frases a actores no profesionales que hablan en japonés, como dice la promoción? ¿No será que nos engaña?

Family Romance LLC puede llegar a aburrir por su formato tan poco convencional y carecer casi de aparato narrativo. A pesar de lo que pueda hacer sospechar mi verborrea, su trama es sencilla y se deshilvana con tranquilidad. En cualquier caso no deja de ser un documento sobre el Japón actual, con sus mitad inquietantes, mitad hilarantes, usos y costumbres. No se pierdan la escena del tren que sale con adelanto. O la tortura de los erizos.

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5 respuestas a “Family Romance LLC (Werner Herzog, 2019)

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  1. Hola tocayo
    Me permito «bajar la pelota al terreno de juego». Me hace mucha gracia como cada vez que sale el tema robot los acabamos utilizando para suplir nuestras carencias humanas; es decir máquinas para complementar nuestra parte animal. Como especie, yo creo, merecemos un capitulo nada romántico.
    Dicho esto y acordándome de «El Dormilón: ¡a ver esos científicos que se vayan espabilando y vayan implantando el Orgasmotrón! A este ritmo cuando llegue ya no será a mi entera satisfacción.
    Cuando he visto la foto de la niña «translucida» y el trajeado del escondite he pensado: Herzog y Keanu ¡Entramos en MatriXugar!
    Un saludo, Manuel.

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    1. Hola tocayo,
      es curioso sobre los robots que se les suela presentar también como una amenaza. Completando lo que dices, seguramente el atractivo de esa peligrosidad latente con que los suele adornar la ficción sea que también la egolatría, el afán de dominio, la indiferencia por el dolor ajeno y otras maldades queramos verlas completas, poderosas e inmisericordemente aplicadas por un cacharro oxidable y enchufable que, si tomara conciencia de sí mismo, querría oxidarse y desenchufarse.
      Luego está Terminator el bueno.
      Un saludo

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  2. Qué texto tan interesante para además acercarse a la filmografía de Herzog. Me ha llamado muchísimo la atención la película de la reseña y la lectura sobre ella, así como las preguntas que genera. Ya me tienes aquí dándole al coco.
    Como a ti, Herzog me ha entrado mucho más por sus documentales, aunque todavía me queda mucha filmografía que descubrir.
    Pero me fascinó con La cueva de los sueños olvidados, aluciné con Grizzly Man y me llegó hondo y me impresionó Into the Abyss: A Tale of Death, a Tale of Life. De sus películas de ficción me queda mucho por ver, pero no hace mucho regresé a Fitzcarraldo y me dejé llevar por esa pasión y sueño imposible… rozando la locura.
    Me encanta el tema de los robots y su tratamiento en el cine. La verdad es que ahí sale un ciclo interesantísimo y con diversas reflexiones sobre la condición humana. Efectivamente, o está el robot amigo y entrañable (tipo Wall-e), el robot que suple carencias afectivas (A.I. o Un amigo para Frank) o el robot como amenaza (por irme a una reciente que me gustó mucho: Ex Machina, de Alex Garland).

    Beso
    Hildy

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  3. Hola Hildy
    Siendo estrictos la primera máquina antropoide fue María en Metrópolis, una robota diseñada para engañar a los humanos y sublevarlos. Hace cien años, casi, de la pelí, y se suponía que reflejaba el mundo ¡de 2026! Triste confirmar en qué nos aproximamos a las predicciones.
    A vuelapluma: Veinte años después Isaac Asimov les dio las famosas leyes de la robotica en «I, Robot» y sesenta años después del libro degeneraron el titulo para una pasable película de acción.
    Dos saludos, Manuel (bep, bep, desconexión en cuatro, trees, dooooss, un…)

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  4. Querida Hildy,
    veo que coincidimos mucho en nuestros gustos herzoguianos (bip bip bip, alerta palabro) Si no la conoces apúntate Happy people, A year in the taiga, para que veas lo que puede un hombre en un año con un hacha. Es menos intensito que los que nombras -y que a mí también me encantan- pero tiene algo que me agarra de algún sitio.

    Hay al menos un caso en el que Herzog cuenta la misma historia desde la «ficción» y desde el documental, me refiero a Little Dieter needs to fly (doc) y Rescate al amanecer (peli). El documental me emocionó mucho, aunque apenas lo recuerdo, y la peli sé que la he visto pero debió dejarme muy frío, porque la tengo totalmente olvidada. Al hilo de este asunto voy a revisarlos de nuevo, a ver qué tal.

    PD el otro día me volví a poner Robocop (dulces noches de verano) y, como siempre que la veo, qué risas con el robot malote que no baja las escaleras.

    Abrazos vip vip vip

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